PAUL GILBERT (04/11/2008) Sala Santana27 (Bilbao)
Me voy a tomar la licencia de comenzar esta crónica de una manera poco elegante con el único fin de aprovechar al máximo mi privilegiada posición y denunciar lo ocurrido ayer en la bilbaína sala Santana. No hay derecho. Si el sábado pasado Extreme se pasaron por el arco del triunfo la hora de comienzo del concierto adelantándola media hora sin explicación alguna, ayer Paul Gilbert y sus secuaces no tuvieron inconveniente en salir a las 22:35 en un concierto cuya apertura de puertas estaba estimada a las 21:00 y una hora más tarde su comienzo. El paciente público tuvo que soportar cómo un desgarbado (e inocente) rodie iba colocando los set list, agua, toallas y demás parafernalia con una tranquilidad pasmosa que provocó ingeniosos chascarrillos entre los asistentes. Reír por no llorar claro. Para más INRI me comentaron que mientras nuestro entrañable rodie trataba de batir todos los records de velocidad habidos y por haber, platos de comida iban desfilando hacia el camerino de la banda sin disimulo ninguno.
Pero lo peor estaba por llegar. Cuando finalmente la banda decidió realizar la digestión sobre el escenario (22.35), Paul Gilbert se percató de que algo iba mal en el primer riff que realizó. Los inmerecidos aplausos con los que se había recibido a la banda se convirtieron en murmullos. De nuevo el rodie sobre el escenario, esta vez con prisas y cara de agobio. Varios minutos después comenzaron con ‘Hurry Up’, pero ante la disconformidad de Paul Gilbert, de nuevo parón y cambio de amplificador. Chapucero, cutre e inaceptable. “Cosas del directo” se suele decir. Lo siento pero no. No es justificable que hasta pasadas las 11 de la noche de un martes laborable, con más de una hora de retraso, no iniciara el show condiciones. Obviamente hay cosas que a todos se nos escapan de las manos y que hasta al más previsor le puede pasar, pero no se me ocurre ninguna explicación lógica para que a las primeras de cambio, y habiendo comenzado 35 minutos tarde, surgieran problemas técnicos. Y si existe esa explicación, ni a mí, ni a los 200 –a ojo- personas que se acercaron a la sala se nos comunicó nada. No sé quién debe ser el receptor de este mensaje, supongo que los irresponsables artistas, pero para quien corresponda: más respeto para el público.
En cuanto al aspecto meramente musical, el concierto empezó en condiciones desgranando el último disco ‘Silence Followed by a Deafining Roar’, interpretando sin descanso temas como el que da título al álbum, ‘Eudaimonia Overture’ y ‘Norwegian Cowbell’. El saturado sonido del comienzo se solucionó de inmediato y pudimos disfrutar de todo el potencial de la banda. Absolutamente magistrales. Era la primera vez que lo veía en directo y al contrario de lo que puede suceder con otros virtuosos de la guitarra, Paul Gilbert presenta un show de lo más ameno en el que técnica y entretenimiento van de la mano. Ver a Paul Gilbert sobre el escenario es como observar a un niño maravillado con su nuevo juguete. Sus indescriptibles muecas evidencian todo lo que disfruta con sus virguerías lo cual es de agradecer. Es tan entrañable que todos habíamos olvidado ya los problemas técnicos iniciales. Pocos guitarristas son capaces de “correr” de esa manera con tanta precisión. Deslumbrante por momentos.
Como todo virtuoso que se precie, los acompañantes de lujo no faltaron. Jeff Bowders a la batería (con solo incluido) y el hiperactivo Mike Szuter (bajo) que nos deslumbró en la soberbia interpretación de ‘Burning Organ’, formaron un excelente pack de lugartenientes. La cuarta componente del grupo Emi Gilbert (esposa de Paul), cumplió con los pequeños arreglos que introducía en las canciones e incluso se animó en un par de “duelos” con su esposo. Los guiños a Racer X no faltaron con la heavy ‘Scarified’ o la oportuna aquella noche ‘Technical Dificultéis’, que cerraba la parte instrumental del show.
Saltándose el protocolario paripé de la salida del escenario en los bises para recuperar tiempo perdido, los acordes de ‘To Be with you’ nos hicieron creer que se atreverían con la balada, pero finalmente se tiró a por la también Mr.Big-iana ‘Green Tinted Sixties Mind’, uno de los momentos álgidos de la noche. Buena interpretación vocal de Paul, apoyado por unos coros excepcionales, y ejecución instrumental sublime. Qué crack. Demostrando que es mucho más que un corremástiles, en ‘Red House’ (versión de J.Hendrix) sacó a relucir eso que llaman feeling, culminando el tema con descomunal solo con los dientes. En Bilbao tuvimos la relativa suerte de poder disfrutar de una segunda versión de Hendrix como compensación por los problemas técnicos del inicio; y lo cierto es que la inesperada ‘Hey Joe’ estuvo de 10. Con el público totalmente entregado, la versión de ‘Long Live to Rock’ de The Who puso punto y final a una noche que comenzó mal pero que terminó entre vítores y aplausos.
Excelente concierto.
Pero lo peor estaba por llegar. Cuando finalmente la banda decidió realizar la digestión sobre el escenario (22.35), Paul Gilbert se percató de que algo iba mal en el primer riff que realizó. Los inmerecidos aplausos con los que se había recibido a la banda se convirtieron en murmullos. De nuevo el rodie sobre el escenario, esta vez con prisas y cara de agobio. Varios minutos después comenzaron con ‘Hurry Up’, pero ante la disconformidad de Paul Gilbert, de nuevo parón y cambio de amplificador. Chapucero, cutre e inaceptable. “Cosas del directo” se suele decir. Lo siento pero no. No es justificable que hasta pasadas las 11 de la noche de un martes laborable, con más de una hora de retraso, no iniciara el show condiciones. Obviamente hay cosas que a todos se nos escapan de las manos y que hasta al más previsor le puede pasar, pero no se me ocurre ninguna explicación lógica para que a las primeras de cambio, y habiendo comenzado 35 minutos tarde, surgieran problemas técnicos. Y si existe esa explicación, ni a mí, ni a los 200 –a ojo- personas que se acercaron a la sala se nos comunicó nada. No sé quién debe ser el receptor de este mensaje, supongo que los irresponsables artistas, pero para quien corresponda: más respeto para el público.
En cuanto al aspecto meramente musical, el concierto empezó en condiciones desgranando el último disco ‘Silence Followed by a Deafining Roar’, interpretando sin descanso temas como el que da título al álbum, ‘Eudaimonia Overture’ y ‘Norwegian Cowbell’. El saturado sonido del comienzo se solucionó de inmediato y pudimos disfrutar de todo el potencial de la banda. Absolutamente magistrales. Era la primera vez que lo veía en directo y al contrario de lo que puede suceder con otros virtuosos de la guitarra, Paul Gilbert presenta un show de lo más ameno en el que técnica y entretenimiento van de la mano. Ver a Paul Gilbert sobre el escenario es como observar a un niño maravillado con su nuevo juguete. Sus indescriptibles muecas evidencian todo lo que disfruta con sus virguerías lo cual es de agradecer. Es tan entrañable que todos habíamos olvidado ya los problemas técnicos iniciales. Pocos guitarristas son capaces de “correr” de esa manera con tanta precisión. Deslumbrante por momentos.
Como todo virtuoso que se precie, los acompañantes de lujo no faltaron. Jeff Bowders a la batería (con solo incluido) y el hiperactivo Mike Szuter (bajo) que nos deslumbró en la soberbia interpretación de ‘Burning Organ’, formaron un excelente pack de lugartenientes. La cuarta componente del grupo Emi Gilbert (esposa de Paul), cumplió con los pequeños arreglos que introducía en las canciones e incluso se animó en un par de “duelos” con su esposo. Los guiños a Racer X no faltaron con la heavy ‘Scarified’ o la oportuna aquella noche ‘Technical Dificultéis’, que cerraba la parte instrumental del show.
Saltándose el protocolario paripé de la salida del escenario en los bises para recuperar tiempo perdido, los acordes de ‘To Be with you’ nos hicieron creer que se atreverían con la balada, pero finalmente se tiró a por la también Mr.Big-iana ‘Green Tinted Sixties Mind’, uno de los momentos álgidos de la noche. Buena interpretación vocal de Paul, apoyado por unos coros excepcionales, y ejecución instrumental sublime. Qué crack. Demostrando que es mucho más que un corremástiles, en ‘Red House’ (versión de J.Hendrix) sacó a relucir eso que llaman feeling, culminando el tema con descomunal solo con los dientes. En Bilbao tuvimos la relativa suerte de poder disfrutar de una segunda versión de Hendrix como compensación por los problemas técnicos del inicio; y lo cierto es que la inesperada ‘Hey Joe’ estuvo de 10. Con el público totalmente entregado, la versión de ‘Long Live to Rock’ de The Who puso punto y final a una noche que comenzó mal pero que terminó entre vítores y aplausos.
Excelente concierto.
SET LIST
Hurry Up
Castle Dragon
Silence Followed by a Deafining Roar
Eudaimonia Overture
Norwegian Cowbell
Scarified
Suite Modale
The Gargoyle
I Cannot Tell A Lie
JackHammer
Bronx
Burning Organ
Technical Dificulties
---------------
Green Tinted
Red House (Hendrix)
Viking Kong
Down To Mexico
Hey Joe (Hendrix)
Long Live To Rock (The Who)
Autor: Bilboker
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