VENGEANCE - PIECE OF CAKE
82/100
Discográfica: SPV
Estilo: Hard Rock/Heavy Metal
Productores: Michael Voss y Vengeance
Formación:
Leon Goewie: Cantante
Barend Courbois: Bajo
Timo Somers: Guitarra
John Emmen: Batería
Leon Sibum: Guitarra
Track List:
01. World Arena
02. Tears From The Moon
03. Raintime Preload
04. Raintime
05. Sandman
06. Back To Square One
07. Headquake
08. Train
09. Mirrors
10. Piece Of Cake
11. Goodbye Mother Sky
Veintinueve años de carrera y once discos contemplan la carrera de estos bravos abueletes holandeses que contra viento y marea, siguen en la brecha con su potente Hard 'n' Heavy aunque hay que hacer constar que poco o nada queda de la formación original, salvo el cantante Leon Geowie, que se fue y volvió unas pocas veces a lo largo de la historia de la banda.
En este caso, la nota promocional, o más bien el churumbel de la guitarra (21 añitos tiene) Timo Somers (hijo del fallecido guitarra original Jan Somers) es quien acierta al definir este nuevo disco como una mezcla de vieja escuela con cosas más modernas.
Desgraciadamente, no tengo elementos para comparar, pues es el primer disco de estos muchachos que me llevo a la oreja, pero gracias a la rajada de Timo en la nota promocional, esta reseña se escribe sola ya que dice sobre el disco es lo que siente quien lo escucha, al menos en mi caso así ha sido.
Las virguerías guitarrísticas en la onda Van Halen, Malmsteen o, (y esto es cosecha propia) Lynch, están plasmadas en muchas de las canciones con algún toque de Gary Moore en plan “bluesy”.
Otro detalle a destacar es la peculiar voz de Leon Geowie, que se parece terriblemente a Tobias Sammet, (en la voz, en el careto que aparece en la portada es un clon de Dave Mustaine), si bien Geowie abusa creo que en exceso del vibrato y de inflexiones vocales que si bien son muy personales, llegan a cansar si pones la atención en la voz solista. Los coros son muy buenos en muchas de las canciones (sin caer en lo meloso) y el sonido del disco en general es potente y bien equilibrado como no podía ser menos estando un tipo tan experimentado como Michael Voss a los mandos, destacando sobre manera el perfecto sonido de la batería (potentísimo y para mí ideal) y el meritorio balance de las guitarras.
Vamos pues a ver que ofrece este disco canción por canción, como suelo hacer habitualmente.
“World Arena” es la primera y constituye toda una declaración de intenciones con sus potentes guitarras (que con más distorsión pasarían por las de la primera época de Anthrax) y coros. Notable.
“Tears From The Moon” es más lenta de tempo y recuerda vagamente al “One night in the city” de Dio en las estrofas, resultando el estribillo inferior. El punteo lo firmarían a pachas Lynch y Malmsteen sin despeinarse. Correcta.
“Raintime Preload” es una instrumental de 40 segundos con guitarras atmosféricas que como canción no pasa de ser un embrión cuyo objetivo es dar paso a “Raintime” donde aparece el doble bombo y el tempo más o menos rápido en una onda épica, siendo la típica canción metalera con toques progresivos y punteo a lo Malmsteen pero más entretenido. Notable.
Llega el hombre del saco; “Sandman” que es un pausado tema con toques de Soul, de Metallica y estribillo en dos partes una dura y otra melódica. El punteo, en la línea virguera previa. Personal.
“Back To Square One” es una balada en la onda de “The loner” de los malogrados Gary Moore y Cozy Powell con guitarras preciosas pero una voz que abusa de su poderío para hacer cosas personales pero raras y que acaba desluciendo el resultado final… pero las guitarras suenan de muerte y pueden con todo. Notable.
El riff de “Earthquake” suena muy a Wig Wam y potente. El estribillo y la canción en sí rebosan potencia pese a su pausado tempo. Estupenda.
“Train” es un cañero medio tiempo con guitarras plenas de potencia con un estribillo, puente y punteo que son de lo mejor del disco. Completa.
En “Mirrors” suenan más modernos y contemporáneos sobre todo por los acordes de las guitarras, no perdiendo un ápice de intención ni de potencia.
“Piece Of cake” va en una onda AC/DC de los primeros tiempos y no se les da mal, pero tampoco bien, resultando la canción más vulgar del redondo, pero será la que más guste al personal por su inmediatez.
Y para acabar llega “Goodbye mother sky” que de inicio parece una melancólica pieza volviéndose cañera según avanza con unas guitarras muy George Lynch y que constituye un muy buen colofón a este disco que pese a no destacar en ningún aspecto en particular, cuenta con calidad compositiva y de producción.
Potente, bastante melódico y con canciones entre buenas y muy buenas… ¿Se puede pedir más?
Tal vez lo único que desentona son las licencias vocales que en ocasiones se toma Geowie, pero en el resto, el disco es de notable alto y muy indicado para los amantes del buen Hard 'n' Heavy.
En este caso, la nota promocional, o más bien el churumbel de la guitarra (21 añitos tiene) Timo Somers (hijo del fallecido guitarra original Jan Somers) es quien acierta al definir este nuevo disco como una mezcla de vieja escuela con cosas más modernas.
Desgraciadamente, no tengo elementos para comparar, pues es el primer disco de estos muchachos que me llevo a la oreja, pero gracias a la rajada de Timo en la nota promocional, esta reseña se escribe sola ya que dice sobre el disco es lo que siente quien lo escucha, al menos en mi caso así ha sido.
Las virguerías guitarrísticas en la onda Van Halen, Malmsteen o, (y esto es cosecha propia) Lynch, están plasmadas en muchas de las canciones con algún toque de Gary Moore en plan “bluesy”.
Otro detalle a destacar es la peculiar voz de Leon Geowie, que se parece terriblemente a Tobias Sammet, (en la voz, en el careto que aparece en la portada es un clon de Dave Mustaine), si bien Geowie abusa creo que en exceso del vibrato y de inflexiones vocales que si bien son muy personales, llegan a cansar si pones la atención en la voz solista. Los coros son muy buenos en muchas de las canciones (sin caer en lo meloso) y el sonido del disco en general es potente y bien equilibrado como no podía ser menos estando un tipo tan experimentado como Michael Voss a los mandos, destacando sobre manera el perfecto sonido de la batería (potentísimo y para mí ideal) y el meritorio balance de las guitarras.
Vamos pues a ver que ofrece este disco canción por canción, como suelo hacer habitualmente.
“World Arena” es la primera y constituye toda una declaración de intenciones con sus potentes guitarras (que con más distorsión pasarían por las de la primera época de Anthrax) y coros. Notable.
“Tears From The Moon” es más lenta de tempo y recuerda vagamente al “One night in the city” de Dio en las estrofas, resultando el estribillo inferior. El punteo lo firmarían a pachas Lynch y Malmsteen sin despeinarse. Correcta.
“Raintime Preload” es una instrumental de 40 segundos con guitarras atmosféricas que como canción no pasa de ser un embrión cuyo objetivo es dar paso a “Raintime” donde aparece el doble bombo y el tempo más o menos rápido en una onda épica, siendo la típica canción metalera con toques progresivos y punteo a lo Malmsteen pero más entretenido. Notable.
Llega el hombre del saco; “Sandman” que es un pausado tema con toques de Soul, de Metallica y estribillo en dos partes una dura y otra melódica. El punteo, en la línea virguera previa. Personal.
“Back To Square One” es una balada en la onda de “The loner” de los malogrados Gary Moore y Cozy Powell con guitarras preciosas pero una voz que abusa de su poderío para hacer cosas personales pero raras y que acaba desluciendo el resultado final… pero las guitarras suenan de muerte y pueden con todo. Notable.
El riff de “Earthquake” suena muy a Wig Wam y potente. El estribillo y la canción en sí rebosan potencia pese a su pausado tempo. Estupenda.
“Train” es un cañero medio tiempo con guitarras plenas de potencia con un estribillo, puente y punteo que son de lo mejor del disco. Completa.
En “Mirrors” suenan más modernos y contemporáneos sobre todo por los acordes de las guitarras, no perdiendo un ápice de intención ni de potencia.
“Piece Of cake” va en una onda AC/DC de los primeros tiempos y no se les da mal, pero tampoco bien, resultando la canción más vulgar del redondo, pero será la que más guste al personal por su inmediatez.
Y para acabar llega “Goodbye mother sky” que de inicio parece una melancólica pieza volviéndose cañera según avanza con unas guitarras muy George Lynch y que constituye un muy buen colofón a este disco que pese a no destacar en ningún aspecto en particular, cuenta con calidad compositiva y de producción.
Potente, bastante melódico y con canciones entre buenas y muy buenas… ¿Se puede pedir más?
Tal vez lo único que desentona son las licencias vocales que en ocasiones se toma Geowie, pero en el resto, el disco es de notable alto y muy indicado para los amantes del buen Hard 'n' Heavy.
AUTOR: Oscar L. González (Mendo)
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