UZZHUAÏA - SANTOS & DIABLOS
83/100
DISCOGRÁFICA: MALDITO RECORDS
ESTILO: HARD ROCK
PRODUCTOR: UZZHUAÏA
FORMACIÓN
PAU MONTEAGUDO: CANTANTE Y GUITARRA ACÚSTICA
ÁLEX SIMÓN: GUITARRA
ISRAEL FERRER: GUITARRA
ÁLVARO 'VARONE' MONTEAGUDO: BAJO
JOSÉ LÏ GARCÍA: BATERÍA
TRACKLIST
UNA HISTORIA QUE CONTAR
FUGITIVOS
SANTOS & DIABLOS
DIRECTO AL MAR
LATIDOS
EL RESPLANDOR
BAILARÁS EN EL INFIERNO
EL SOLITARIO
CICATRIZ
A UN MILLÓN DE AÑOS LUZ
EN CIERNES
1975
Si comenzara diciendo que Uzzhuaïa, con Santos & diablos y tras diez años de carrera (tal y como ahora los conocemos, pues la banda lleva varios años más), son ya, casi sin ninguna duda, la banda más importante de hard rock del panorama nacional, seguro que muchos me acusarían de usar un tópico y recurrir a lo fácil. Quizás algunos sospecharan que me habría dejado llevar por el impacto que produce la canción que abre el disco, “Una historia que contar”, que no da más que problemas: ¿cómo demonios pasa uno a la siguiente si no deja de escuchar ésta? Excelente comienzo, increíble, auténtico rock. Es posible que alguien pensara que después de trabajos como Destino perdición o Trece veces por minuto, por nombrar sólo los dos últimos, no hace falta ser muy espabilado para imaginar que este nuevo disco será igual de bueno, al menos. O probablemente se llegara a creer que después de haber visto cómo funciona en directo uno se hace adicto al grupo.
Pues bien, si alguien tiene alguna duda sobre si esta banda es de lo mejor que tenemos en nuestra tierra, que le eche una escuhadita a Santos y diablos, y si después de haberlo hecho le queda alguna duda… que lo escuche otra vez. Y otra. Y otra. Hasta que se le depure la sangre.
La tenacidad y la confianza en sí mismos (y estoy seguro de que su pasión por la música, pues se nota) les ha llevado donde están. Santos y diablos es anatomía del rock. Está hecho con las tripas, con la garganta, con las manos, con el cerebro, con los oídos, con el corazón. Y tampoco le falta ni olfato ni intuición. Nadie suena como ellos: contundencia, potencia, melodías. Han depurado su sonido y lo han definido a la perfección, combinando sabiamente las diferentes tendencias que aparecían en sus anteriores álbumes sin alejarse demasiado de ellas.
Hace unos años habríamos matado por que alguien facturara un disco así. Pues aquí está, sin ninguna de las pegas que solemos ponerles a las bandas españolas, empezando por el cantante; Pau Monteagudo es el cantante perfecto para la música de Uzzhuaïa: agresivo, con un timbre de voz fantástico, capaz de dar diferentes matices a cada canción, sin forzar violentamente y acercándose a la suavidad sin abandonar su registro.
Cómo suenan las guitarras de Álex e Israel y qué inteligentemente están planteados los solos, además de las rítmicas tras ellos. Y el sonido de bajo de Álvaro y la batería de José se me antojan imprescindibles, tanto que sin ellos Uzzhuaïa no sonarían como lo hacen.
Las letras no sonrojan al oyente cuando las escucha ni las canta (cosa que tarda muy poco en hacer).
Ya sé que el estribillo de “Santos & diablos” desfallece un poco la potencia de la canción, pero es que está muy bien cubierta por delante por el contagioso estribillo de “Fugitivos” y sus rotundas guitarras, y por detrás por uno de los momentos grandiosos del disco, “Directo al mar”, una canción excelentemente trabajada, hipnótica gracias a ese riff grave del comienzo, con cambios de ritmo y unos dramáticos letras y estribillo, especialmente memorable este último.
Transmiten acertadamente las emociones que experimentamos al escuchar nuestras canciones favoritas del pasado en “Latidos” (estupendo título), brevísima pero eficaz.
La mezcla de guitarras eléctricas y acústicas funcionan a la perfección en “El resplandor”, y las líneas vocales son brillantes. Otra de este tipo sería “Cicatriz”, que entronca con la mejor tradición del rock español; creo que sería un magnífico single para radiar. Si aún queda buen gusto debería ser un éxito.
Black Sabbath se materializa en el comienzo de “Bailarás en el infierno” (y no sólo aquí), para contrastarlo con el ritmo que realmente da entrada a la canción, cuyo estribillo vuelve a darle la vuelta dejando uno de lo más pegadizos. Las guitarras están espléndidas.
Por otro lado, las resonancias zeppelinianas se cuelan en “En ciernes”, así como sonidos de bandas sureñas. Una gran canción con una buena letra que habla de esa tenacidad a la que hacía referencia más arriba y que también está en “1975”.
Creo que Uzzhuaïa con Santos & diablos ofrece una de las mejores muestras de eso que los aficionados a la música llamamos ‘sonar bien’. Sin artificios, sin excesos, sin las redundancias ni los sensacionalismos a los que nos quieren acostumbrar. Esto es rock puro, anatomía del rock.
Pues bien, si alguien tiene alguna duda sobre si esta banda es de lo mejor que tenemos en nuestra tierra, que le eche una escuhadita a Santos y diablos, y si después de haberlo hecho le queda alguna duda… que lo escuche otra vez. Y otra. Y otra. Hasta que se le depure la sangre.
La tenacidad y la confianza en sí mismos (y estoy seguro de que su pasión por la música, pues se nota) les ha llevado donde están. Santos y diablos es anatomía del rock. Está hecho con las tripas, con la garganta, con las manos, con el cerebro, con los oídos, con el corazón. Y tampoco le falta ni olfato ni intuición. Nadie suena como ellos: contundencia, potencia, melodías. Han depurado su sonido y lo han definido a la perfección, combinando sabiamente las diferentes tendencias que aparecían en sus anteriores álbumes sin alejarse demasiado de ellas.
Hace unos años habríamos matado por que alguien facturara un disco así. Pues aquí está, sin ninguna de las pegas que solemos ponerles a las bandas españolas, empezando por el cantante; Pau Monteagudo es el cantante perfecto para la música de Uzzhuaïa: agresivo, con un timbre de voz fantástico, capaz de dar diferentes matices a cada canción, sin forzar violentamente y acercándose a la suavidad sin abandonar su registro.
Cómo suenan las guitarras de Álex e Israel y qué inteligentemente están planteados los solos, además de las rítmicas tras ellos. Y el sonido de bajo de Álvaro y la batería de José se me antojan imprescindibles, tanto que sin ellos Uzzhuaïa no sonarían como lo hacen.
Las letras no sonrojan al oyente cuando las escucha ni las canta (cosa que tarda muy poco en hacer).
Ya sé que el estribillo de “Santos & diablos” desfallece un poco la potencia de la canción, pero es que está muy bien cubierta por delante por el contagioso estribillo de “Fugitivos” y sus rotundas guitarras, y por detrás por uno de los momentos grandiosos del disco, “Directo al mar”, una canción excelentemente trabajada, hipnótica gracias a ese riff grave del comienzo, con cambios de ritmo y unos dramáticos letras y estribillo, especialmente memorable este último.
Transmiten acertadamente las emociones que experimentamos al escuchar nuestras canciones favoritas del pasado en “Latidos” (estupendo título), brevísima pero eficaz.
La mezcla de guitarras eléctricas y acústicas funcionan a la perfección en “El resplandor”, y las líneas vocales son brillantes. Otra de este tipo sería “Cicatriz”, que entronca con la mejor tradición del rock español; creo que sería un magnífico single para radiar. Si aún queda buen gusto debería ser un éxito.
Black Sabbath se materializa en el comienzo de “Bailarás en el infierno” (y no sólo aquí), para contrastarlo con el ritmo que realmente da entrada a la canción, cuyo estribillo vuelve a darle la vuelta dejando uno de lo más pegadizos. Las guitarras están espléndidas.
Por otro lado, las resonancias zeppelinianas se cuelan en “En ciernes”, así como sonidos de bandas sureñas. Una gran canción con una buena letra que habla de esa tenacidad a la que hacía referencia más arriba y que también está en “1975”.
Creo que Uzzhuaïa con Santos & diablos ofrece una de las mejores muestras de eso que los aficionados a la música llamamos ‘sonar bien’. Sin artificios, sin excesos, sin las redundancias ni los sensacionalismos a los que nos quieren acostumbrar. Esto es rock puro, anatomía del rock.
AUTOR: Joserra
