Anoche en la Heineken otra vez nos abrieron las puertas con casi una hora de retraso, asi que con el frio que hacía en la calle creo que todos nos cagamos en las muelas de los culpables varias veces, una vez más, sólo nos faltaba el cencerro y balar.
Es sorprendente como han crecido en popularidad los chicos de Akerfeldt en estos últimos años. La primera vez que los vi en Heineken había una buena entrada, la segunda aún mejor, pero lo de ayer ya fue increíble, las entradas estaban agotadas desde hacía unos días y allí no cogía un alfiler, bien por ellos y mal para nosotros, ya que no se pudo cambiar el concierto a un lugar más grande y os podéis imaginar como estaba la sala anoche. No sólo pagó el público esto, los teloneros también, sobre todo los primeros, The Ocean, para los que habilitaron unos soportes en el foso de los fotógrafos para que los guitarristas tuvieran sitio, esperpéntico ver como muchas veces el bajista o los propios guitarras tocaban a la altura del público. En cuanto a su música, a mi me pareció horrenda, mucho berrido y caña tipo metal core aburridísimo y monótono. Gracias a Dios después salieron a escena Cynic y los suyo fue música divina para los oídos, muy bien el poco tiempo que estuviero en escena desplegando su progresivo e hiper técnico metal ("Focus" es considerado por muchos una obra maestra de su tiempo) con un batería portentoso y un Paul Masvidal tímido y muy agradecido con el público, al que se dirigió en español y es que, como él mismo nos comentó, sus padres son cubanos y sus abuelos españoles. Me gustaría ver a esta gente en un concierto ellos solos.
Y por fin, a las 23:00h hicieron acto de presencia Opeth. Si, ya son un grupo de Primera División con mayúsculas y por derecho propio. La maestría con la que se desenvuelven sobre el escenario, la perfección con la que ejecutan sus complicados temas, su presencia sobre las tablas y la respuesta del público así lo hacen ver. Akerfeldt hizo gala de su humor sueco una vez más y vaciló al público a su manera, que a mi, la verdad, me gusta mucho.
Venían presentando su "Watershed" y abrieron con "Heir apparent" y también tocaron "The lotus eater". No olvidan su pasado y pudimos disfrutar de "Godhead's lament" de su imprescindible "Still life" o "Demon of the fall" de su "My arms, your hearse". "The grand conjuration" del fenomenal "Ghost reveries" sonó tremenda y, siempre para mi gusto, el punto álgido del set list fue "Deliverance", un temazo como la copa de un pino que volvió loca a la gente y es que su parte final, con ese riff brutal repetido de manera inmisericorde, ¡¡uffff, hay que vivirlo algo una vez para entenderlo!!.
Bueno, corto el rollo y no aburro más al personal.
Es sorprendente como han crecido en popularidad los chicos de Akerfeldt en estos últimos años. La primera vez que los vi en Heineken había una buena entrada, la segunda aún mejor, pero lo de ayer ya fue increíble, las entradas estaban agotadas desde hacía unos días y allí no cogía un alfiler, bien por ellos y mal para nosotros, ya que no se pudo cambiar el concierto a un lugar más grande y os podéis imaginar como estaba la sala anoche. No sólo pagó el público esto, los teloneros también, sobre todo los primeros, The Ocean, para los que habilitaron unos soportes en el foso de los fotógrafos para que los guitarristas tuvieran sitio, esperpéntico ver como muchas veces el bajista o los propios guitarras tocaban a la altura del público. En cuanto a su música, a mi me pareció horrenda, mucho berrido y caña tipo metal core aburridísimo y monótono. Gracias a Dios después salieron a escena Cynic y los suyo fue música divina para los oídos, muy bien el poco tiempo que estuviero en escena desplegando su progresivo e hiper técnico metal ("Focus" es considerado por muchos una obra maestra de su tiempo) con un batería portentoso y un Paul Masvidal tímido y muy agradecido con el público, al que se dirigió en español y es que, como él mismo nos comentó, sus padres son cubanos y sus abuelos españoles. Me gustaría ver a esta gente en un concierto ellos solos.
Y por fin, a las 23:00h hicieron acto de presencia Opeth. Si, ya son un grupo de Primera División con mayúsculas y por derecho propio. La maestría con la que se desenvuelven sobre el escenario, la perfección con la que ejecutan sus complicados temas, su presencia sobre las tablas y la respuesta del público así lo hacen ver. Akerfeldt hizo gala de su humor sueco una vez más y vaciló al público a su manera, que a mi, la verdad, me gusta mucho.
Venían presentando su "Watershed" y abrieron con "Heir apparent" y también tocaron "The lotus eater". No olvidan su pasado y pudimos disfrutar de "Godhead's lament" de su imprescindible "Still life" o "Demon of the fall" de su "My arms, your hearse". "The grand conjuration" del fenomenal "Ghost reveries" sonó tremenda y, siempre para mi gusto, el punto álgido del set list fue "Deliverance", un temazo como la copa de un pino que volvió loca a la gente y es que su parte final, con ese riff brutal repetido de manera inmisericorde, ¡¡uffff, hay que vivirlo algo una vez para entenderlo!!.
Bueno, corto el rollo y no aburro más al personal.
