Victor Erice, Carlos Boyero y "El Pais".

Aunque este tema tiene ya un tiempo, con motivo de la última Mostra de Venecia, Victor Erice y algún otro iluminado de nuestro gran cine nacional, tuvieron la maravillosa idea de publicar una carta contra Carlos Boyero que, a mi, me parece esperpéntica. Ahí va:

"Señor Director:
Una vez más, “El País” da cuenta del desarrollo de uno de los principales festivales cinematográficos desdeñando casi todo lo que en ellos se ofrece de innovador o arriesgado, y propagando la idea de que la mayor parte del llamado “cine de autor” que hoy se hace en el mundo carece de interés. En el caso de la reciente Mostra de Venecia, el cronista de turno, Carlos Boyero, imitándose a sí mismo -tratando de tarados, cursis, snobs, plastas y otras lindezas a cuantos cineastas y críticos puedan discrepar de sus opiniones-, además de reiterarnos día tras día su inmenso hastío, no ha tenido reparo alguno en pregonar su abandono de la proyección de la última película de Abbas Kiarostami. Una anécdota que pone en evidencia que su protagonista no sólo ha renunciado a la crítica, sino que ha faltado a su deber como informador, demostrando su falta de respeto hacia los lectores. Pero hay más: ya puesto, el cronista advierte a los distribuidores españoles del mal que les acecha si se deciden a importar esta clase de películas, y conminando a los exhibidores a no programarlas. Grave actitud, que se parece mucho a una censura previa, y que, de prosperar, privaría a los espectadores de ver y juzgar por sí mismos. Y no es la primera vez que declaraciones tan ligeras como prepotentes dan al traste con la fragilidad de una obra que merecería haber llegado a las salas comerciales más dignamente que la avalancha de mediocridades que se aplauden. Se trata, sin duda, de un asunto mayor, de estricta política cinematográfica, ante el cual lo esencial no es tanto el punto de vista del redactor como el del Medio al cual representa. Resulta paradójico que un periódico de referencia, que hace gala de su interés por la cultura, cada vez con una mayor frecuencia excluya de ésta al cine, al que tiende a reducir a mero entretenimiento de masas, pasto de las televisiones. En la difícil situación que en tantos aspectos atraviesa hoy el cine español -particularmente en el de la producción y difusión de las películas más interesantes que se vienen haciendo entre nosotros-, sería justo y necesario, para que sus lectores sepan a qué atenerse, conocer cuál es la verdadera actitud de “El País” a este respecto. Aclarar si –insultos y descalificaciones aparte- su postura coincide básicamente con la que se desprende de los textos de su cronista. Si así fuera, si el acuerdo de una u otra manera existiera, estaría algo más claro cuál es el sentido de su compromiso primero: apoyar de tarde en tarde, a modo de pequeño detalle redentor, algún asomo de diversidad para dedicarse sobre todo a sostener y publicitar la producción cinematográfica más acorde –salvo las excepciones de rigor- con el dictado mayoritario de los ejecutivos de Televisión y los intereses de aquellos productores, distribuidores y exhibidores que determinan el destino de nuestro cine".

Es tan absurda que resulta casi ridículo leerla. Cualquiera que haya leída a Carlos Boyero sabe cómo se las gasta y, lo mejor de todo, que casi siempre tiene razón. El tan aplaudido hace unos años cine iraní y de otros países cuya cinematografía era prácticamente deconocida en Europa, ahora se ha desinflado de forma aceleradídsima; es más, la opinión de los críticos ha variado y ya no las ven tan maravillosas. Kiarostami es un autor interesante, pero cuyas películas me resultan personalmente aburridas. Es otro cine.

Eso sí, defender el cine español es tan imposible como encontrar un par de pelis buenas al año de nuestro país. El "cine de autor" es muchas veces el equivalente a los discos personales de nuestros músicos favoritos. Yo soy seguidor de algunos de ellos, pero es innegable que bajo esa etiqueta se esconden directores que, cuando fracasan por aburridos, pedantes o porque sus películas no interesan, culpa al público, que no entiende. Una cosa es defender la pluralidad y la libertad creativa de cada autor y otra es prohibir a un crítico que se exprese con la misma libertad. A ver si ahora resulta que Carlos Boyero es tan influyente.

Estuve al tanto de la movida ésta, y hombre, sin ser un entendido en absoluto, lo entiendo como una "pataleta". A mí el Boyero me parece bastante pedante y engreído y es de este tipo de periodistas - showman que sí influyen, yo creo, Joserra.
Pero vamos, en lo que se refiere al cine español, en mi humilde opinión, estoy de acuerdo contigo, Joserra.

Pues yo soporto al Boyero. Es un prepotente, no se le está mal.

A mi lo peor de todo me parece el constante lagrimeo y victimismo de la mayor parte del gremio cinematográfico en España. En lugar de hacer autocrítica y pensar que pueden estar haciendo mal se dedican a pedir subvenciones y cuotas de pantalla, ¿no será que la gente no ve sus películas por que simplemente no les interesan?. ¿A qué viene utilizar la excusa de Abbas Kiarostami para semejante chorrada de escrito?. En fin, que les den dos duros.

Eso está claro. Lo de las subvenciones al cine es algo que está mal planteado. De hecho no entiendo que tengan que darle dinero a cualquiera para hacer una película y no se lo den a un escritor para que emplee un año de su vida en escribir una novela, o a un músico. El cine español está en un momento, en cuanto a calidad, pésimo. Conozco a gente en la escuela de cine de Madrid que no ve películas en blanco y negro porque son muy antiguas yq ue tienen ccmo película favorita (un modelo para ellos) Titanic. Así que, qué esperamos.

De los nuevos actores mejor ni hablar.

Que quede claro que estoy generalizando, que hay honrosas excepciones.