HELLOÏSE - COSMOGONY (1985)
DISCOGRÁFICA: WEA (REEDITADO POR PSEUDONYM RECORDS)
ESTILO: HARD ROCK
PRODUCTOR: JOHN SONNENVELD (COPRODUCIDO POR HELLOÏSE)
MÚSICOS
STAN VERBRAAK: VOZ SOLISTA Y COROS
ARJAN BOOGERDS: GUITARRA Y COROS
BEN BLAAUW: GUITARRA Y COROS
ERNST VAN EE: BATERÍA, PERCUSIÓN Y COROS
MARCHELL REMEEUS: BAJO
TRACKLIST
COSMOGONY
BROKEN HEARTS
RUN A MILE
DIE HARD
READY FOR TEH NIGHT
FOR A MOMENT
GATES OF HEAVEN
HARD LIFE
BONUS DE LA REEDICIÓN
FRIEND OF FORTUNE (CARA B)
FOR A MOMENT (SINGLE VERSION)
READY FOR THE NIGHT (SINGLE VERSION)
COSMOGONY (SINGLE VERSION)
RUN A MILE (SINGLE VERSION)
HARD LIFE (DEMO VERSION)
PLAY IT LOUD (DEMO TRACK)
Hay discos que aparecen en algún momento de nuestra vida y, sin darnos cuenta, cuando han pasado los años, reparamos en que aquel álbum nos ha acompañado sin abandonarnos durante casi toda nuestra existencia. Y no sólo eso, sino que además nos sigue sonando tan bien como entonces, nos asombramos de que su calidad no ha variado ni un ápice, y pensamos aquello tan típico de que ojalá hubiese más discos como este; aunque si fuera así, dejaría de ser único.
Exactamente eso es lo que ocurre con este clásico indiscutible de los holandeses Helloïse. Cosmogony es el primer álbum de esta banda que nacía a la sombra de los grandes de la década americanos y que, por esos motivos (que la mayoría de las veces no son más que excusas) a los que la industria alude tantas veces, no recibió el apoyo que se merecía para haber llegado a oídos de un mayor número de aficionados, los cuales no tuvieron la suerte de encontrarse con él en cualquier pequeña tienda (casi joyerías por los objetos de enorme valor que algunas guardaban), de tener un amigo que los conociera y se los presentase, o los medios necesarios para investigar y descubrirlos. Ni más ni menos lo que nos ocurrió a otros de nosotros con algunos otros discos que hemos descubierto años después.
Lo cierto es que este disco es casi perfecto, y no digo ‘perfecto’ porque da un poco de miedo hacer una afirmación así. El disco se abre con la impactante “Cosmogony”, tras esa pequeña introducción en la que se oye “We are, we are, ...sailors of the universe” creando una irresistible ambientación que anuncia, para que a nadie le pille desprevenido, un festival de guitarras potentes y melódicas, dúos de cuerdas apoteósicos, un sonido aplastante y la voz de Stan Verbraak, con un timbre de voz único que se te queda grabado. La pegada de Van EE es contundente y Marchell Remeeus toca su bajo sin ser un mero acompañante ni ser machacante o aburrido. Pero sobre todo es esa forma de crear riffs de la pareja protagonista y la voz de Stan las que hacen, en mi opinión, algo muy especial de este disco. Los coros, nada recargados pero cuidados, se enredan mágicamente con el poder sónico de la base rítmica. Lleno de atractivos detalles, Cosmogony no deja de asombrar por su sonido soberbio, sus pegadizos estribillos, sus tarareables solos de guitarras.
El álbum contenía sólo ocho temas, algo que carece de importancia, porque si a alguien le parecen pocos es que no ha escuchado “Broken Hearts”, superclásico del estilo hardrockero, ese tema que a cualquier banda le gustaría tener en su repertorio; la joyaza “Ready for the night”, una de las canciones que no falta nunca en esas recopilaciones que muchos hacemos; o “For a moment”, un trallazo que muy pocos grupos pueden alcanzar sin pasarse de agresivos, un tema elegante, potente y con melodía.
Posiblemente este disco sea uno de los que más veces han pasado por la aguja del plato de mi equipo y, tras su reedición en cd con sus generosos siete bonus tracks, el láser de mi lector se ha visto también beneficiado de la extraordinaria música que Helloïse crearon en 1985.
Poco más de un año después, publicaron su segundo álbum Polarity, con menos repercusión aún que el anterior, y algún tiempo después decidieron separarse. Pero Helloïse protagonizaron en 1998 un regreso de esos que hace preguntarse “¿Dónde se han metido estos tíos todos estos años?”, con A time & a place for everything, un disco tan indiscutible como el primero, con un sonido muy parecido a aquel y que deja bien claro que su propuesta era tan válida y atractiva entonces como ahora.
Exactamente eso es lo que ocurre con este clásico indiscutible de los holandeses Helloïse. Cosmogony es el primer álbum de esta banda que nacía a la sombra de los grandes de la década americanos y que, por esos motivos (que la mayoría de las veces no son más que excusas) a los que la industria alude tantas veces, no recibió el apoyo que se merecía para haber llegado a oídos de un mayor número de aficionados, los cuales no tuvieron la suerte de encontrarse con él en cualquier pequeña tienda (casi joyerías por los objetos de enorme valor que algunas guardaban), de tener un amigo que los conociera y se los presentase, o los medios necesarios para investigar y descubrirlos. Ni más ni menos lo que nos ocurrió a otros de nosotros con algunos otros discos que hemos descubierto años después.
Lo cierto es que este disco es casi perfecto, y no digo ‘perfecto’ porque da un poco de miedo hacer una afirmación así. El disco se abre con la impactante “Cosmogony”, tras esa pequeña introducción en la que se oye “We are, we are, ...sailors of the universe” creando una irresistible ambientación que anuncia, para que a nadie le pille desprevenido, un festival de guitarras potentes y melódicas, dúos de cuerdas apoteósicos, un sonido aplastante y la voz de Stan Verbraak, con un timbre de voz único que se te queda grabado. La pegada de Van EE es contundente y Marchell Remeeus toca su bajo sin ser un mero acompañante ni ser machacante o aburrido. Pero sobre todo es esa forma de crear riffs de la pareja protagonista y la voz de Stan las que hacen, en mi opinión, algo muy especial de este disco. Los coros, nada recargados pero cuidados, se enredan mágicamente con el poder sónico de la base rítmica. Lleno de atractivos detalles, Cosmogony no deja de asombrar por su sonido soberbio, sus pegadizos estribillos, sus tarareables solos de guitarras.
El álbum contenía sólo ocho temas, algo que carece de importancia, porque si a alguien le parecen pocos es que no ha escuchado “Broken Hearts”, superclásico del estilo hardrockero, ese tema que a cualquier banda le gustaría tener en su repertorio; la joyaza “Ready for the night”, una de las canciones que no falta nunca en esas recopilaciones que muchos hacemos; o “For a moment”, un trallazo que muy pocos grupos pueden alcanzar sin pasarse de agresivos, un tema elegante, potente y con melodía.
Posiblemente este disco sea uno de los que más veces han pasado por la aguja del plato de mi equipo y, tras su reedición en cd con sus generosos siete bonus tracks, el láser de mi lector se ha visto también beneficiado de la extraordinaria música que Helloïse crearon en 1985.
Poco más de un año después, publicaron su segundo álbum Polarity, con menos repercusión aún que el anterior, y algún tiempo después decidieron separarse. Pero Helloïse protagonizaron en 1998 un regreso de esos que hace preguntarse “¿Dónde se han metido estos tíos todos estos años?”, con A time & a place for everything, un disco tan indiscutible como el primero, con un sonido muy parecido a aquel y que deja bien claro que su propuesta era tan válida y atractiva entonces como ahora.
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