BOSTON - LIVE, LOVE & HOPE
70/100
Discográfica: Frontiers Records
Estilo: AOR
Productor: Tom Scholz
Formación:
Tom Scholz: Guitarra, Voz
Tommy DeCarlo: Voz
David Victor: Voz
Kimberly Dahm: Voz
Brad Delp: Voz
Track List:
01. Heaven On Earth
02. Didn't Mean To Fall In Love
03. Last Day Of School
04. Sail Away
05. Life, Love & Hope
06. If You Were In Love
07. Someday
08. Love Got Away
09. Someone (2.0)
10. You Gave Up On Love (2.0)
11. The Way You Look Tonight
Tiempos pasados siempre fueron mejores.
Esta lapidaria frase que es muy fácil de desmontar para los defensores de la modernidad, es del todo cierta y aplicable a Boston y es en cierta forma con lo que lucha Tom Scholz cada década en cada nuevo disco de Boston; dejar de ser un rehén de éxitos pasados y ser dueño de un éxito actual a todas luces imposible o improbable por no ajustarse a los cánones de la música comercial actual, aunque bien pensado… a lo mejor somos los fans los rehenes de “Boston”, “Don't Look Back” y “Third Stage” y Scholz es libre como un pajarillo y hace lo que le apetece, vete a saber. Haber compuesto una canción icónica y maravillosa como “More Than A Feelin'” le otorga un marchamo de “yo ya lo he conseguido y no tengo nada que demostrar” bastante evidente.
De nada sirve que el bueno de Tom nos venda que para la grabación de este disco se han utilizado equipos analógicos y cinta magnetofónica, así como los mismos amplificadores, instrumentos y equipos musicales que en el debut de 1976 (lo cual se percibe en el sonido general del disco), si después añade a las mezclas una batería cibernética de dudoso gusto, que le sienta a la música como a un Cristo dos pistolas y que puede ser cualquier cosa menos analógica.
Ya sabemos que Scholz siempre ha querido ir un paso por delante en cuanto a conceptos musicales y que en sus arreglos todo tiene un fin, pero da la sensación de que con la percusión en este caso, se ha pagado un tiro en el pie… y mira que ese sonido artificial de los tambores se hace menos intolerable con las escuchas, pero lo que no se asimila son las sincopas de caja cada dos por tres y el ridículo sonido de los platos disparados. Esta música pide ritmos limpios y el que ha tocado o programado los tambores le ha hecho un flaco favor con esos ritmos embarullados más propios de música Dance que del AOR. Veremos si el tiempo le da la razón al amigo Scholz como ocurrió antes ya que para bien o para mal, él es el responsable.
Todos los conceptos habituales de la música de Boston y que la hacen inconfundible están ahí; no creo que haya un solo aficionado a este estilo que no distinga una canción de Boston entre mil.
Los grandilocuentes teclados y voces, las potentes guitarras de adorno por el fondo con Scholz tirando de trémolo y las melodías casi perfectas siguen a la orden del día, si bien alguien puede decir que tirarse 10 años para grabar 11 canciones, 3 de ellas ya conocidas, es algo que exigiría una calidad superlativa en el producto final, y aquí nos encontramos con un disco agradable sin más, que con las escuchas se hace más agradable y ahí se queda. No haberlo intentado habría sido peor.
“Heaven On Earth” ya ha sido escuchada hasta la saciedad por lo que no me voy a extender mucho. Es un tema típico de Boston con un riff inconfundible e inmediato ideal para abrir un disco, lo que ocurre es que la batería es muy rara y desluce una canción que es bien chula.
"Didn't Mean To Fall In Love" ya grabada en “Corporate America” nos presenta a un Delp pletórico en las voces en este tema que tiene un aire a sus coetáneos Foreigner muy agradable.
Aquí la batería es algo más tolerable pero también bastante artificial.
La intrumental “Last Day Of School” resulta también inconfundíblemente Boston gracias al sonido de guitarra de Scholz y su brevedad impide que se haga tediosa.
Seguimos para bingo con “Sail Away” que de inicio parece un sample de Lady Gaga, pero pronto aparece el espíritu Boston, deslucido otra vez por la batería y adornado por las cálidas voces de Delp y Dahme en este tranquilo tema.
"Life Love And Hope" cuenta con Tommy de Carlo en las voces que es más Delp que el malogrado Delp. Aquí, las guitarras y los continuos punteos de Scholz junto a la perfecta y armónica polifonía vocal son los que asumen el peso de la identidad, inconfundible. La batería es más normal, que en las precedentes en cuanto a sonido, pero sigue siendo inadecuada.
En la tranquila “If You Were In Love” es la bajista Kimberley Dahme quien se hace cargo de las voces y le sientan como un guante a esta aspirante a balada. Correcta.
“Someday” cuenta con unos arreglos vocales que están fuera del alcance de otras bandas (sin hacer trampas, claro) por su sensibilidad y por como se separan DeCarlo, Dahme y Scholz en algunos tramos y se unen en otros rozando la perfección. Los órganos Hammond y la armónica ponen la guinda e incluso el sonido de la batería es decente, que no bueno.
“Love Got Away” cuenta con la voz del propio Scholz, que pese a no ser su especialidad, lo borda en este tema que oscila entre la balada y el power pop. Las tres voces de Scholz, los punteos doblados y otro sinfín de detalles, la hacen digna.
“Someone” es ya conocida por el público así como "You Gave Up On Love” con Decarlo, Dahme y Scholz a las voces que forman un conjunto coral realmente imbatible, sobre todo la preciosa voz de Kimberley. Muy bonitas las dos, pero no dejan de ser versiones de temas ya grabados.
…y si vuestro CD no tiene bonus, "The Way You Look Tonight" es la última canción del disco con un Decarlo inconmesurable a las voces, una inapropiada batería y un teclado ochentero que lleva la voz cantante en los estribillos.
¿Qué habría sido de estos 8 temas nuevos de contar con un sonido de percusión decente o diferente y una producción más standard y menos peculiar?
Pues supongo que ganarían muchos enteros y pondrían las canciones a otro nivel, pero sin llegar a la grandeza de sus tres primeras obras, ahora bien, no por ello es desdeñable la calidad de este nuevo disco (con cuentagotas, eso sí), ya que el talento y habilidad de Tom Scholz para conjuntar preciosas melodías con identidad a paladas pero sin repetirse siguen estando ahí, pero la producción es de andar por casa (o no al menos lo suficientemente buena para haberle llevado 8 años) y las canciones se resienten por ello.
Tiempos pasados siempre fueron mejores y Boston ha tratado de que no sea así con este “Life, Love & Hope”, lo cual es de agradecer y por momentos (escasos, es verdad) lo consigue, pero servidor es nostálgico y siempre ha sido más de cintas de cassette y pan con chocolate que de Mp3 y Bollicaos, aunque reconozco la mayor comodidad de los segundos, me quedo con el sabor añejo y los recuerdos que me traen los primeros y creo que con Boston me pasa lo mismo.
Esta lapidaria frase que es muy fácil de desmontar para los defensores de la modernidad, es del todo cierta y aplicable a Boston y es en cierta forma con lo que lucha Tom Scholz cada década en cada nuevo disco de Boston; dejar de ser un rehén de éxitos pasados y ser dueño de un éxito actual a todas luces imposible o improbable por no ajustarse a los cánones de la música comercial actual, aunque bien pensado… a lo mejor somos los fans los rehenes de “Boston”, “Don't Look Back” y “Third Stage” y Scholz es libre como un pajarillo y hace lo que le apetece, vete a saber. Haber compuesto una canción icónica y maravillosa como “More Than A Feelin'” le otorga un marchamo de “yo ya lo he conseguido y no tengo nada que demostrar” bastante evidente.
De nada sirve que el bueno de Tom nos venda que para la grabación de este disco se han utilizado equipos analógicos y cinta magnetofónica, así como los mismos amplificadores, instrumentos y equipos musicales que en el debut de 1976 (lo cual se percibe en el sonido general del disco), si después añade a las mezclas una batería cibernética de dudoso gusto, que le sienta a la música como a un Cristo dos pistolas y que puede ser cualquier cosa menos analógica.
Ya sabemos que Scholz siempre ha querido ir un paso por delante en cuanto a conceptos musicales y que en sus arreglos todo tiene un fin, pero da la sensación de que con la percusión en este caso, se ha pagado un tiro en el pie… y mira que ese sonido artificial de los tambores se hace menos intolerable con las escuchas, pero lo que no se asimila son las sincopas de caja cada dos por tres y el ridículo sonido de los platos disparados. Esta música pide ritmos limpios y el que ha tocado o programado los tambores le ha hecho un flaco favor con esos ritmos embarullados más propios de música Dance que del AOR. Veremos si el tiempo le da la razón al amigo Scholz como ocurrió antes ya que para bien o para mal, él es el responsable.
Todos los conceptos habituales de la música de Boston y que la hacen inconfundible están ahí; no creo que haya un solo aficionado a este estilo que no distinga una canción de Boston entre mil.
Los grandilocuentes teclados y voces, las potentes guitarras de adorno por el fondo con Scholz tirando de trémolo y las melodías casi perfectas siguen a la orden del día, si bien alguien puede decir que tirarse 10 años para grabar 11 canciones, 3 de ellas ya conocidas, es algo que exigiría una calidad superlativa en el producto final, y aquí nos encontramos con un disco agradable sin más, que con las escuchas se hace más agradable y ahí se queda. No haberlo intentado habría sido peor.
“Heaven On Earth” ya ha sido escuchada hasta la saciedad por lo que no me voy a extender mucho. Es un tema típico de Boston con un riff inconfundible e inmediato ideal para abrir un disco, lo que ocurre es que la batería es muy rara y desluce una canción que es bien chula.
"Didn't Mean To Fall In Love" ya grabada en “Corporate America” nos presenta a un Delp pletórico en las voces en este tema que tiene un aire a sus coetáneos Foreigner muy agradable.
Aquí la batería es algo más tolerable pero también bastante artificial.
La intrumental “Last Day Of School” resulta también inconfundíblemente Boston gracias al sonido de guitarra de Scholz y su brevedad impide que se haga tediosa.
Seguimos para bingo con “Sail Away” que de inicio parece un sample de Lady Gaga, pero pronto aparece el espíritu Boston, deslucido otra vez por la batería y adornado por las cálidas voces de Delp y Dahme en este tranquilo tema.
"Life Love And Hope" cuenta con Tommy de Carlo en las voces que es más Delp que el malogrado Delp. Aquí, las guitarras y los continuos punteos de Scholz junto a la perfecta y armónica polifonía vocal son los que asumen el peso de la identidad, inconfundible. La batería es más normal, que en las precedentes en cuanto a sonido, pero sigue siendo inadecuada.
En la tranquila “If You Were In Love” es la bajista Kimberley Dahme quien se hace cargo de las voces y le sientan como un guante a esta aspirante a balada. Correcta.
“Someday” cuenta con unos arreglos vocales que están fuera del alcance de otras bandas (sin hacer trampas, claro) por su sensibilidad y por como se separan DeCarlo, Dahme y Scholz en algunos tramos y se unen en otros rozando la perfección. Los órganos Hammond y la armónica ponen la guinda e incluso el sonido de la batería es decente, que no bueno.
“Love Got Away” cuenta con la voz del propio Scholz, que pese a no ser su especialidad, lo borda en este tema que oscila entre la balada y el power pop. Las tres voces de Scholz, los punteos doblados y otro sinfín de detalles, la hacen digna.
“Someone” es ya conocida por el público así como "You Gave Up On Love” con Decarlo, Dahme y Scholz a las voces que forman un conjunto coral realmente imbatible, sobre todo la preciosa voz de Kimberley. Muy bonitas las dos, pero no dejan de ser versiones de temas ya grabados.
…y si vuestro CD no tiene bonus, "The Way You Look Tonight" es la última canción del disco con un Decarlo inconmesurable a las voces, una inapropiada batería y un teclado ochentero que lleva la voz cantante en los estribillos.
¿Qué habría sido de estos 8 temas nuevos de contar con un sonido de percusión decente o diferente y una producción más standard y menos peculiar?
Pues supongo que ganarían muchos enteros y pondrían las canciones a otro nivel, pero sin llegar a la grandeza de sus tres primeras obras, ahora bien, no por ello es desdeñable la calidad de este nuevo disco (con cuentagotas, eso sí), ya que el talento y habilidad de Tom Scholz para conjuntar preciosas melodías con identidad a paladas pero sin repetirse siguen estando ahí, pero la producción es de andar por casa (o no al menos lo suficientemente buena para haberle llevado 8 años) y las canciones se resienten por ello.
Tiempos pasados siempre fueron mejores y Boston ha tratado de que no sea así con este “Life, Love & Hope”, lo cual es de agradecer y por momentos (escasos, es verdad) lo consigue, pero servidor es nostálgico y siempre ha sido más de cintas de cassette y pan con chocolate que de Mp3 y Bollicaos, aunque reconozco la mayor comodidad de los segundos, me quedo con el sabor añejo y los recuerdos que me traen los primeros y creo que con Boston me pasa lo mismo.
AUTOR: Oscar L. González (Mendo)
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