LAVALLE - DEAR SANITY
71/100
DISCOGRÁFICA: KIVEL RECORDS
ESTILO: HARD ROCK MELÓDICO
PRODUCTOR: TY SIMS
FORMACIÓN
CARSTEN 'THE LIZARD' SCHULTZ: CANTANTE
EDDIE LAVALLE: GUITARRA
PAUL LOGUE: BAJO
RAMY ALI: BATERÍA
TRACKLIST
FADING LIKE THE SUN
SCARED TO LOVE
DON'T CRY
ONE DAY AT A TIME
CALL OF THE WOLF
THE LONELY ONES
SMOKE AND MIRRORS
BREAK YOUR HEART
ROCK YOUR WORLD
WAIT TOO LONG
¿Qué puede tener de atractivo una banda que no ofrece nada nuevo? Algo de gracia en las composiciones del género del que no se salen, ganas de gustar, y algún toque que los haga llamativos. Todo esto lo cumple Dear sanity, un trabajo que, sin abandonar las raíces del hard rock de los 80, tiene un gancho que otros no alcanzan.
¿Y a qué se debe ese gancho? A combinar con chispa lo mejor de las bandas de hard rock melódico clásicas con un sonido contundente, una base rítmica potente, un cantante de voz ligeramente rasgada y un punto fuerte: coros bien armonizados con mucho protagonismo.
Hay una referencia evidente: Dokken. Es imposible que no lleguen los ecos de la banda americana al escuchar la entrada de los coros en “Scared to love”, con ese sonido de batería de fondo y el bajo, lo mismo que cuando llega el estribillo. Se trata de una estupenda canción con la que han acertado de lleno.
Lo mismo podríamos decir del tema que da comienzo al disco, “Fading like the sun”, en la que los coros no dejan de sorprender al oyente, o de “Don’t cry”.
Si estuviésemos en un combate de boxeo, con estos tres primeros asaltos Dear sanity nos habría noqueados. Y si quedaran tantas tiendas de discos como antes no nos haría falta esperar a la cuarta canción para, al pasar por delante de cualquiera de ellas, comprar el disco sin dudarlo. Y sólo por ellas lo merece. Sin embargo, si el álbum no nos ha dejado fuera de combate y nos quedan fuerzas para reaccionar podemos descubrir que lo que parecía una bestia imparable tiene puntos débiles. Suena la campana y, aún medio groguis nos acercamos a la cuarta canción, “One day at a time”, esperando que nos destroce del todo, pero nos damos cuenta de que no tiene la efectividad de las anteriores y, si bien es una buena canción, nos parece que nos podemos defender mejor, porque hemos aprendido la lección y ya nos conocemos algunos trucos.
Frente a “Call of the wolf” ya nos defendemos muy bien. No sólo eso, sino que podemos sacarle defectos. Es una canción que se inmola en sus propias virtudes, encantada de sí misma en los coros pero sin ninguna intención. Tiene un comienzo a lo Def Leppard, pero termina pareciéndose a las canciones plastas de Axel Rudi Pell. El solo de guitarra a cargo de Eddie LaValle, como la mayoría de los del disco, tiene muchos fuegos artificiales pero poca chicha.
Dear sanity recupera algo de fuerzas con “The lucky ones”, una acertada composición que aporta una atractiva combinación de guitarras eléctricas y acústicas, con unos tecladitos breves pero muy apropiados. La entrada de la guitarra en el solo es innegablemente Dokken. Seguramente quien mejor lo sepa sea el batería Ramy Ali, que hace un estupendo trabajo, muy dinámico, aportando la necesaria intensidad en cada momento. Los coros aquí brillan como en el resto del disco.
Estoy seguro de que “Smoke and mirrors” va a gustar mucho. Es una canción más heavy, más agresiva aunque también más repetitiva, a la que le falta en el estribillo el empuje que gana momentos antes.
Un medio tiempo de rigor no puede faltar. Aquí se titula “Break your heart”. Es agradable y pegadizo.
Lo más flojito llega con “Rock your World”, una canción muy previsible con un paupérrimo estribillo.
Se cierra el disco con la balada “Wait too long”, con un toque blues, también agradable pero poco emocionante.
Creo que es un disco que merece atención porque valen más los valores positivos que atesora que los puntos débiles. Las cuatro canciones destacables justifican su adquisición (además de que algunos oyentes encontrarán más de cuatro), y convencen para esperar con optimismo un trabajo más redondo y maduro en una segunda entrega. De momento, de aquí van un par de canciones a uno de esos recopilatorios que nos hacemos de vez en cuando.
¿Y a qué se debe ese gancho? A combinar con chispa lo mejor de las bandas de hard rock melódico clásicas con un sonido contundente, una base rítmica potente, un cantante de voz ligeramente rasgada y un punto fuerte: coros bien armonizados con mucho protagonismo.
Hay una referencia evidente: Dokken. Es imposible que no lleguen los ecos de la banda americana al escuchar la entrada de los coros en “Scared to love”, con ese sonido de batería de fondo y el bajo, lo mismo que cuando llega el estribillo. Se trata de una estupenda canción con la que han acertado de lleno.
Lo mismo podríamos decir del tema que da comienzo al disco, “Fading like the sun”, en la que los coros no dejan de sorprender al oyente, o de “Don’t cry”.
Si estuviésemos en un combate de boxeo, con estos tres primeros asaltos Dear sanity nos habría noqueados. Y si quedaran tantas tiendas de discos como antes no nos haría falta esperar a la cuarta canción para, al pasar por delante de cualquiera de ellas, comprar el disco sin dudarlo. Y sólo por ellas lo merece. Sin embargo, si el álbum no nos ha dejado fuera de combate y nos quedan fuerzas para reaccionar podemos descubrir que lo que parecía una bestia imparable tiene puntos débiles. Suena la campana y, aún medio groguis nos acercamos a la cuarta canción, “One day at a time”, esperando que nos destroce del todo, pero nos damos cuenta de que no tiene la efectividad de las anteriores y, si bien es una buena canción, nos parece que nos podemos defender mejor, porque hemos aprendido la lección y ya nos conocemos algunos trucos.
Frente a “Call of the wolf” ya nos defendemos muy bien. No sólo eso, sino que podemos sacarle defectos. Es una canción que se inmola en sus propias virtudes, encantada de sí misma en los coros pero sin ninguna intención. Tiene un comienzo a lo Def Leppard, pero termina pareciéndose a las canciones plastas de Axel Rudi Pell. El solo de guitarra a cargo de Eddie LaValle, como la mayoría de los del disco, tiene muchos fuegos artificiales pero poca chicha.
Dear sanity recupera algo de fuerzas con “The lucky ones”, una acertada composición que aporta una atractiva combinación de guitarras eléctricas y acústicas, con unos tecladitos breves pero muy apropiados. La entrada de la guitarra en el solo es innegablemente Dokken. Seguramente quien mejor lo sepa sea el batería Ramy Ali, que hace un estupendo trabajo, muy dinámico, aportando la necesaria intensidad en cada momento. Los coros aquí brillan como en el resto del disco.
Estoy seguro de que “Smoke and mirrors” va a gustar mucho. Es una canción más heavy, más agresiva aunque también más repetitiva, a la que le falta en el estribillo el empuje que gana momentos antes.
Un medio tiempo de rigor no puede faltar. Aquí se titula “Break your heart”. Es agradable y pegadizo.
Lo más flojito llega con “Rock your World”, una canción muy previsible con un paupérrimo estribillo.
Se cierra el disco con la balada “Wait too long”, con un toque blues, también agradable pero poco emocionante.
Creo que es un disco que merece atención porque valen más los valores positivos que atesora que los puntos débiles. Las cuatro canciones destacables justifican su adquisición (además de que algunos oyentes encontrarán más de cuatro), y convencen para esperar con optimismo un trabajo más redondo y maduro en una segunda entrega. De momento, de aquí van un par de canciones a uno de esos recopilatorios que nos hacemos de vez en cuando.
AUTOR: Joserra
