MORITZ - SOS
82/100
Discográfica: Harmony Factory
Estilo: AOR
Productor: Moritz
Formación:
Pete Scallan - Cantante
Greg Hart - Guitarra
Mike Nolan - Guitarra
Ian Edwards - Bajo
Andy Stewart - Teclados
John Tonks - Batería
Track List:
01. Fire
02. Can't Hide My Heart
03. Gonna Lose Her
04. Remember Yesterday
05. Mercury Falling
06. Amber Lee
07. Caught Between Life & The Light
08. Invincible
09. Flying Too Close To The Sun
10. Soul Of Fire
11. SOS
A principios de 1986, seis jóvenes ingleses se juntaron para conformar Moritz, con la sana intención de practicar el Rock melódico o AOR que estaba en boga al otro lado del charco y que junto al habitual Pop comercial poblaba las listas de éxitos, abanderado por grupos como Bon Jovi, Journey, Boston, Foreigner etc.
La cuestión es que tras un EP, unos pocos conciertos (Marquee incluido) y apenas dos años después, la banda se disolvió al no conseguir un contrato discográfico que les permitiese llevar adelante su ambicioso proyecto.
Tras 22 años de silencio como Moritz, volvieron en 2010 con un disco que fue bien recibido por las webs especializadas y ahora retornan con su segundo disco de esta segunda etapa que ya ha durado bastante más que la primera y lo que son las cosas, en un ambiente musical global bastante menos propicio para ellos y su estilo que el que había en 1988.
La producción está a buen nivel. Han huído del exceso de efectos y artificios habituales en la época y han conseguido un sonido muy setentero, natural y a la vez potente, y si alguna objeción se le puede hacer, es que el bombo se oye poco.
Voy a intentar desgranar lo que esconde este “SOS” tras tres escuchas.
Pulsamos ignición y arranca la incendiaria “Fire”, donde suenan a una mezcla explosiva de Bad Company con los Whitesnake de cuando aún no se teñian ni cardaban las greñas… ¡qué bueno!
Seguimos con “Can’t Hide My Heart”. Un título tan tópico esconde una canción no tan tópica, pero sí aorera, con una voz que suena a Steve Perry, y un piano y guitarras que son una maravilla.
Bueno, bueno… el inicio de “Gonna Lose Her” con sus teclados simulando cuerdas y sus guitarras funkys, recuerda a los Journey de “Rise on Radio” pero con personalidad propia, si bien, y en mi subjetiva opinión, el estribillo no está a la altura del resto de la canción, por previsible, aunque ese resto es extraordinario.
Inicio a lo Foreigner para “Remember Yesterday” donde suenan al “Break it up” de los mencionados, pero se desmarcan de esa influencia a lo largo del tema que cuenta con unos arreglos muy currados de coros de todos los miembros del grupo. Notable.
La inevitable balada viene representada por “Mercury Falling” donde el talento y la creatividad de estos cuarentones se esfuma y no consiguen evitar el tedio. Previsible y prescindible.
Sólo podemos ir hacia arriba y así ocurre con “Amber Lee” que cuenta con un estribillo adictivo y fácil y unas estrofas que cabalgan en la opulencia musical. Temazo.
La evitable balada número dos (para mí, con una balada por disco sería suficiente) “Caught Between Life And Light” es bastante mejor que la primera, no es tan previsible, tiene fuerza y se puede tolerar.
“Invincible” es otro sobado título, pero eso es lo único sobado en este tema que camina entre guitarras semiacústicas, pianos, delicadeza y buen gusto. Suenan un poco a Foreigner, y el punteo es muy Neal Schon, pero por decir algo.
“Flying Too Close To The Sun” es una especie de blues a ritmo de balada donde suenan a montones de grupos, lo que indica que le falta originalidad, pues la frescura brilla por su ausencia. Floja.
Sí, aquí tenemos la muestra de lo que debe ser una balada, y es la cuarta del disco; “Soul Of Fire” es eso, puro Soul arrastrado y sensible con fuerza y originalidad que invita a la relajación y al disfrute. Fantástica, como fantástico es el solo de guitarra.
El disco se termina con la estupenda canción que da título al disco “SOS” donde nos hablan de vivencias colegiales, con el piano mandando en unas fases y la potente guitarra en otras. Aquí también suenan a Foreigner por los guapísimos coros y compite por ser la mejor canción de disco.
Es sorprendente la energía que desprende este disco; parece que han regresado del más allá para arreglar cuentas y zanjar asuntos pendientes, mostrando lo que pudieron haber sido cuando eran más jóvenes y les negaron la oportunidad o no tuvieron la suerte de que se la dieran. Ahora tienen menos pelo, más arrugas y la cintura más ancha, pero como músicos son excepcionales. Aun así, en este disco a mi me sobran dos de las baladas estando el resto de temas a un nivel muy alto.
Desgraciadamente, no he tenido la oportunidad de escuchar el EP ni su disco de 2010 por lo que no puedo comparar, pero si puedo asegurar, que “SOS” vale la pena y que estos abueletes merecieron la oportunidad que sí tuvieron otros, como sus compatriotas y coetáneos Shy y Dare.
Esto es todo lo que se puede comentar de un grupo con nombre de cerveza catalana y que ha sacado un disco con nombre de arroz valenciano
La cuestión es que tras un EP, unos pocos conciertos (Marquee incluido) y apenas dos años después, la banda se disolvió al no conseguir un contrato discográfico que les permitiese llevar adelante su ambicioso proyecto.
Tras 22 años de silencio como Moritz, volvieron en 2010 con un disco que fue bien recibido por las webs especializadas y ahora retornan con su segundo disco de esta segunda etapa que ya ha durado bastante más que la primera y lo que son las cosas, en un ambiente musical global bastante menos propicio para ellos y su estilo que el que había en 1988.
La producción está a buen nivel. Han huído del exceso de efectos y artificios habituales en la época y han conseguido un sonido muy setentero, natural y a la vez potente, y si alguna objeción se le puede hacer, es que el bombo se oye poco.
Voy a intentar desgranar lo que esconde este “SOS” tras tres escuchas.
Pulsamos ignición y arranca la incendiaria “Fire”, donde suenan a una mezcla explosiva de Bad Company con los Whitesnake de cuando aún no se teñian ni cardaban las greñas… ¡qué bueno!
Seguimos con “Can’t Hide My Heart”. Un título tan tópico esconde una canción no tan tópica, pero sí aorera, con una voz que suena a Steve Perry, y un piano y guitarras que son una maravilla.
Bueno, bueno… el inicio de “Gonna Lose Her” con sus teclados simulando cuerdas y sus guitarras funkys, recuerda a los Journey de “Rise on Radio” pero con personalidad propia, si bien, y en mi subjetiva opinión, el estribillo no está a la altura del resto de la canción, por previsible, aunque ese resto es extraordinario.
Inicio a lo Foreigner para “Remember Yesterday” donde suenan al “Break it up” de los mencionados, pero se desmarcan de esa influencia a lo largo del tema que cuenta con unos arreglos muy currados de coros de todos los miembros del grupo. Notable.
La inevitable balada viene representada por “Mercury Falling” donde el talento y la creatividad de estos cuarentones se esfuma y no consiguen evitar el tedio. Previsible y prescindible.
Sólo podemos ir hacia arriba y así ocurre con “Amber Lee” que cuenta con un estribillo adictivo y fácil y unas estrofas que cabalgan en la opulencia musical. Temazo.
La evitable balada número dos (para mí, con una balada por disco sería suficiente) “Caught Between Life And Light” es bastante mejor que la primera, no es tan previsible, tiene fuerza y se puede tolerar.
“Invincible” es otro sobado título, pero eso es lo único sobado en este tema que camina entre guitarras semiacústicas, pianos, delicadeza y buen gusto. Suenan un poco a Foreigner, y el punteo es muy Neal Schon, pero por decir algo.
“Flying Too Close To The Sun” es una especie de blues a ritmo de balada donde suenan a montones de grupos, lo que indica que le falta originalidad, pues la frescura brilla por su ausencia. Floja.
Sí, aquí tenemos la muestra de lo que debe ser una balada, y es la cuarta del disco; “Soul Of Fire” es eso, puro Soul arrastrado y sensible con fuerza y originalidad que invita a la relajación y al disfrute. Fantástica, como fantástico es el solo de guitarra.
El disco se termina con la estupenda canción que da título al disco “SOS” donde nos hablan de vivencias colegiales, con el piano mandando en unas fases y la potente guitarra en otras. Aquí también suenan a Foreigner por los guapísimos coros y compite por ser la mejor canción de disco.
Es sorprendente la energía que desprende este disco; parece que han regresado del más allá para arreglar cuentas y zanjar asuntos pendientes, mostrando lo que pudieron haber sido cuando eran más jóvenes y les negaron la oportunidad o no tuvieron la suerte de que se la dieran. Ahora tienen menos pelo, más arrugas y la cintura más ancha, pero como músicos son excepcionales. Aun así, en este disco a mi me sobran dos de las baladas estando el resto de temas a un nivel muy alto.
Desgraciadamente, no he tenido la oportunidad de escuchar el EP ni su disco de 2010 por lo que no puedo comparar, pero si puedo asegurar, que “SOS” vale la pena y que estos abueletes merecieron la oportunidad que sí tuvieron otros, como sus compatriotas y coetáneos Shy y Dare.
Esto es todo lo que se puede comentar de un grupo con nombre de cerveza catalana y que ha sacado un disco con nombre de arroz valenciano
AUTOR: Oscar L. González (Mendo)
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