WIG WAM - WALL STREET
85/100
Discográfica: Frontiers Records
Estilo: Hard Rock
Productor: Teeny
Formación
Glam - Cantante
Teeny - Guitarra
Sporty - Batería
Flash - Bajo
Track List
01. Wall Street
02. OMG! (Wish I Had A Gun)
03. Victory Is Sweet
04. The Bigger The Better
05. Bleeding Daylight
06. Tides Will Turn
07. Wrong Can Feel So Right
08. One Million Enemies
09. Try My Body On
10. Natural High
11. Things Money Can't Buy
Vaya por delante que a esta banda noruega no la he seguido mucho y que mis dos únicos contactos con ella han sido un borroso recuerdo de su actuación en Eurovisión 2005 en el que la canción que tocaron “In My Dreams“ fue lo mejor que en mi opinión se pudo ver ese año y que les clasificó en el top ten de la final, y una escucha furtiva de su anterior trabajo que no me entró y al cual no le di más oportunidades.
No soy muy partidario de las bandas que se basan fuertemente y que proyectan una imagen grotesca o ridícula y más aún cuando el nivel musical como en este caso es altísimo. No entiendo el por qué de tal camuflaje si la música es de calidad y los músicos tienen nivel, como en su momento lo hicieran Slade o nuestros contemporáneos Steel Panther, será que no tengo sentido del humor para esas cosas, pero la cuestión es que la música contenida en este “ Wall Street “ es brillante.
Por lo que se puede apreciar en el título y en los conceptos que tratan, hay un mensaje anticapitalista, esta cuestión sale a colación en varias canciones con mensajes claros...
¿Canción protesta en un grupo que se viste como auténticos freaks? Pues parece que sí, y mientras el mensaje cuadre dentro de la música, bienvenido sea.
Sobre la producción y el sonido “Made in Frontiers” poco hay que decir, roza la perfección y se nota que apuestan por este grupo.
Y ahora sí, sin más preámbulos, voy a desgranar lo que en mi subjetiva opinión, aporta y transmite este estupendo disco, canción a canción, en el que ya aviso, no hay un solo tema flojo.
El disco se abre con la homónima y notabilísima “Wall Street“ que recuerda vagamente al “It’s My Life“ de Bon Jovi en las estrofas y que, trufada de unas cuerdas muy bien metidas, desemboca en un estribillo potentísimo en el que reniegan (como Danger Danger en su “FU$“) del dinero y su servidumbre. Tremenda.
En “OMG“ parecen olvidarse de la melodía al comienzo emulando un estilo industrial tipo Rammstein, pero aquí vuelve a haber otro estribillo buenísimo que se te mete en el cerebro y tarda en salir.
Quieren una pistola: “Oh my god I wish I Had a gun...” suponemos que para limpiar Wall Street de gentuza, quien sabe.
Hace 40 años hubo una canción con parecida temática pero en vez de pistola la protagonista era una escoba... ¿os suena? Adictiva.
“Victory Is Sweet” se inicia disfrazada de tenue balada con abundante atmósfera de cuerdas cibernéticas y se convierte en una canción de larguísimo estribillo que recuerda a algún tema de Kip Winger (ThisConversationSeemsLikeADream), con una parte coral infantil que es una pasada, unas voces muy cuidadas y un brillante solo de guitarra muy sinfónico. Esta canción es tan dulce como la victoria.
El tono fiestero acorde con su imagen aparece por primera vez en “The Bigger The Better“ una canción en la que el tamaño sí que importa, con una batería “disco” y un tonillo Beastie Boys / Def Leppard muy cachondo, pero poco rockero por momentos, aunque el resultado final es muy satisfactorio.
En “Bleeding Daylight“, el tono fiestero como vino se fue y la oscura afectación campa a sus anchas durante todo el tema. Aquí recuerdan a ratos a The Poodles. Muy brillante.
La inevitable balada de turno es “Tides Will Turn“ donde meten en la batidora a Queen, Europe, The Beatles y Aerosmith y el resultado me agrada a pesar de mi traumática aversión a este tipo de canciones, profundamente moña pero tierna. Aquí también hay cuerdas cibernéticas por un tubo.
Vuelve la fiesta con “Wrong Can Feel So Right“ una canción electroacústica a ritmo de R&R sin pretensiones, con un mensaje claro en el titulo y un estribillo para saltar.
Si aguantas sin bailarla es que no tienes alma. Temazo.
Unos secuenciadores metidos con calzador anuncian el inicio de “One Million Enemies“ que si no tuviese estribillo sería un cruce entre Winger y Faith No More, pero ese estribillo machacón te aniquila y un millón de enemigos te parecen pocos.
“Try My Body On“ es el “Black Dog“ de Led Zeppelin tocado por Winger y suena a algo oído “cienes“ de veces, pero que a mí no me cansa.
¡¡¡ Bienvenidos a 1990 con la máquina del tiempo de Wig Wam, amigos !!!
En “Natural High“ vuelven a lo semiacustico en una onda Roxette ¿?, pero es que ese estribillo es algo digno de oír, melódico como pocos. No es muy rockero, pero es un temazo del copón. A estas alturas uno se da cuenta de que estos tipos no tienen ningún complejo y hacen lo que les da la gana.
El apoteósico final llega con un no menos grandilocuente título “Things Money Can’t Buy“ en la que recuerdan sin rubor al “Johnny Boy“ del difunto Gary Moore, en una canción instrumental en la que la brillantísima guitarra te canta con la voz de Gary, de Kee Marcello, Schenker, Malmsteen y tantos otros. Cuando se acaba te deja con la desazón de que podría haber durado el doble de los escasos 3 minutos que dura. La mejor canción del disco... ¡temazo!
Resumiendo, no conozco lo que hicieron antes, si se repiten o si están como un rebaño de cabras y el cabrero por vestirse como los Abba de “Waterloo“ o como los Village People, pero estos tipos son muy grandes y este disco también.
Sin dudar de su espíritu rockero, esta obra contiene unos cuantos guiños al pop, pero es parte de su música y es de reconocer la falta de complejos, tabúes y clichés en este “Wall Street“ en el que han cogido una inmensa Termomix y han metido dentro lo que han querido, y cuyo resultado es un disco absolutamente brillante, recomendable, potente, divertido y variado.
Pese a su esperpéntica imagen, Wig Wam no son una broma y yo ahora me los tomo muy en serio, tan en serio como para no perderles la pista, pues estas canciones en directo pueden ser tremendas, en disco al menos ya lo son.
No soy muy partidario de las bandas que se basan fuertemente y que proyectan una imagen grotesca o ridícula y más aún cuando el nivel musical como en este caso es altísimo. No entiendo el por qué de tal camuflaje si la música es de calidad y los músicos tienen nivel, como en su momento lo hicieran Slade o nuestros contemporáneos Steel Panther, será que no tengo sentido del humor para esas cosas, pero la cuestión es que la música contenida en este “ Wall Street “ es brillante.
Por lo que se puede apreciar en el título y en los conceptos que tratan, hay un mensaje anticapitalista, esta cuestión sale a colación en varias canciones con mensajes claros...
¿Canción protesta en un grupo que se viste como auténticos freaks? Pues parece que sí, y mientras el mensaje cuadre dentro de la música, bienvenido sea.
Sobre la producción y el sonido “Made in Frontiers” poco hay que decir, roza la perfección y se nota que apuestan por este grupo.
Y ahora sí, sin más preámbulos, voy a desgranar lo que en mi subjetiva opinión, aporta y transmite este estupendo disco, canción a canción, en el que ya aviso, no hay un solo tema flojo.
El disco se abre con la homónima y notabilísima “Wall Street“ que recuerda vagamente al “It’s My Life“ de Bon Jovi en las estrofas y que, trufada de unas cuerdas muy bien metidas, desemboca en un estribillo potentísimo en el que reniegan (como Danger Danger en su “FU$“) del dinero y su servidumbre. Tremenda.
En “OMG“ parecen olvidarse de la melodía al comienzo emulando un estilo industrial tipo Rammstein, pero aquí vuelve a haber otro estribillo buenísimo que se te mete en el cerebro y tarda en salir.
Quieren una pistola: “Oh my god I wish I Had a gun...” suponemos que para limpiar Wall Street de gentuza, quien sabe.
Hace 40 años hubo una canción con parecida temática pero en vez de pistola la protagonista era una escoba... ¿os suena? Adictiva.
“Victory Is Sweet” se inicia disfrazada de tenue balada con abundante atmósfera de cuerdas cibernéticas y se convierte en una canción de larguísimo estribillo que recuerda a algún tema de Kip Winger (ThisConversationSeemsLikeADream), con una parte coral infantil que es una pasada, unas voces muy cuidadas y un brillante solo de guitarra muy sinfónico. Esta canción es tan dulce como la victoria.
El tono fiestero acorde con su imagen aparece por primera vez en “The Bigger The Better“ una canción en la que el tamaño sí que importa, con una batería “disco” y un tonillo Beastie Boys / Def Leppard muy cachondo, pero poco rockero por momentos, aunque el resultado final es muy satisfactorio.
En “Bleeding Daylight“, el tono fiestero como vino se fue y la oscura afectación campa a sus anchas durante todo el tema. Aquí recuerdan a ratos a The Poodles. Muy brillante.
La inevitable balada de turno es “Tides Will Turn“ donde meten en la batidora a Queen, Europe, The Beatles y Aerosmith y el resultado me agrada a pesar de mi traumática aversión a este tipo de canciones, profundamente moña pero tierna. Aquí también hay cuerdas cibernéticas por un tubo.
Vuelve la fiesta con “Wrong Can Feel So Right“ una canción electroacústica a ritmo de R&R sin pretensiones, con un mensaje claro en el titulo y un estribillo para saltar.
Si aguantas sin bailarla es que no tienes alma. Temazo.
Unos secuenciadores metidos con calzador anuncian el inicio de “One Million Enemies“ que si no tuviese estribillo sería un cruce entre Winger y Faith No More, pero ese estribillo machacón te aniquila y un millón de enemigos te parecen pocos.
“Try My Body On“ es el “Black Dog“ de Led Zeppelin tocado por Winger y suena a algo oído “cienes“ de veces, pero que a mí no me cansa.
¡¡¡ Bienvenidos a 1990 con la máquina del tiempo de Wig Wam, amigos !!!
En “Natural High“ vuelven a lo semiacustico en una onda Roxette ¿?, pero es que ese estribillo es algo digno de oír, melódico como pocos. No es muy rockero, pero es un temazo del copón. A estas alturas uno se da cuenta de que estos tipos no tienen ningún complejo y hacen lo que les da la gana.
El apoteósico final llega con un no menos grandilocuente título “Things Money Can’t Buy“ en la que recuerdan sin rubor al “Johnny Boy“ del difunto Gary Moore, en una canción instrumental en la que la brillantísima guitarra te canta con la voz de Gary, de Kee Marcello, Schenker, Malmsteen y tantos otros. Cuando se acaba te deja con la desazón de que podría haber durado el doble de los escasos 3 minutos que dura. La mejor canción del disco... ¡temazo!
Resumiendo, no conozco lo que hicieron antes, si se repiten o si están como un rebaño de cabras y el cabrero por vestirse como los Abba de “Waterloo“ o como los Village People, pero estos tipos son muy grandes y este disco también.
Sin dudar de su espíritu rockero, esta obra contiene unos cuantos guiños al pop, pero es parte de su música y es de reconocer la falta de complejos, tabúes y clichés en este “Wall Street“ en el que han cogido una inmensa Termomix y han metido dentro lo que han querido, y cuyo resultado es un disco absolutamente brillante, recomendable, potente, divertido y variado.
Pese a su esperpéntica imagen, Wig Wam no son una broma y yo ahora me los tomo muy en serio, tan en serio como para no perderles la pista, pues estas canciones en directo pueden ser tremendas, en disco al menos ya lo son.
AUTOR: Oscar L. González (Mendometal)
