JORGE SALÁN - SEXTO ASALTO
90/100
GÉNERO: HARD ROCK
DISCOGRÁFICA: WARNER MUSIC / PAGANA RECORDS
PRODUCTOR: JORGE SALÁN
MÚSICOS
CANTANTE: JORGE SALÁN
GUITARRA: JORGE SALÁN
BAJO: FERNANDO MAINER
BATERÍA: CARLOS EXPÓSITO, EDU BRENES, JOSÉ ANTONIO PEREIRA
TECLADO: JAVI DÍEZ
TRACKLIST
1.DEPREDADOR
2.MAR DE CRISTAL
3.TOCAR TIERRA
4.APRENDIENDO A PERDER
5.TRAINSPOTTING
6.REFLEJOS DEL AYER
7.CERO 16
8.DEPRESIÓN
9.LA LLUVIA QUEDÓ ATRÁS
10.AGOTAMIENTO
11.SINFONÍA SUBTERRÁNEA
12.DULCES SUEÑOS
Desde siempre nos hemos quejado, con esa amargura derrotista tan característica de nuestra tierra, de que nuestras bandas, por mucho que nos gusten y por buenas que sean muchas de ellas (que las hay), son incapaces de competir a nivel internacional: por ejecución, o por producción, o por técnica…
También hemos lamentado el hecho de que parece no haber relevo para las formaciones clásicas, por lo que encontramos un panorama en el que las bandas son o las de toda la vida, o muy nuevas, sin la experiencia o sin la técnica (por no hablar de las ideas) que las hagan lo suficientemente atractivas para que recojan el testigo con garantías.
Y sin embargo sí que hay alguien. Hay un músico que goza de una formación envidiable que le ha llevado a desarrollar una técnica que será referencia para muchos que vengan tras él, es joven, tiene una dilatada experiencia como músico (algunos músicos internacionales han requerido sus servicios), cree en lo que hace, apuesta por el español como lengua para sus canciones y respeta y admira a los artistas imprescindibles de las historia del rock (algo que empieza a ser nada habitual en muchas de las nuevas formaciones, las cuales se limitan a imitar a sus más recientes héroes sin haber escuchado mucho más).
Los anteriores trabajos de Jorge Salán ya daban muestra de la enorme talla de este artista. Ahora Jorge nos ofrece su mejor disco. Cualquiera que haya escuchado sus anteriores álbumes puede pensar que esta afirmación es una barbaridad, ya que como decimos son magníficos. Pues cierto, este disco es una barbaridad, pero no porque deje noqueado al oyente al primer golpe (perdón por aprovechar el título) sino porque en Sexto asalto ha conseguido escalar otro peldaño en el desarrollo de su música al hacer un esfuerzo compositivo que muestre no solo lo mejor de sí mismo como artista, sino que ha querido que sea ‘su’ álbum; el que manifieste quién es Jorge Salán.
Todas las virtudes de su carrera aparecen aquí magnificadas mostrando su verdadero alcance escucha tras escucha. Como cantante Salán se ha superado cualitativamente conservando al mismo tiempo su innata capacidad para transmitir. El hecho de que sea él mismo quien interprete todas las canciones refuerza ese carácter personal del que está empapado todo el disco.
En cuanto a las canciones, todas sobresalientes, hay de todo: temas contundentes (la extraordinaria “Depredador” que abre el álbum, con un trabajo de guitarras espectacular), medios tiempos, composiciones melódicas (buenísima “Trainspotting”), una balada (un baladón realmente, “Cero 16”) y otras canciones que brindan aspectos combinatorios de rock con funky o soul y que resultan enormemente atractivas, irresistibles, jugosas, divertidas, brillantes, riquísimas; me refiero a temazos del calibre de “Depresión”, “Agotamiento” o “Sinfonía subterránea” (con letra de Carlos Tarque y una sección de vientos acertadísima). Sexto asalto incluye una gran versión del clásico de El Último de la fila, “Dulces sueños”, que se transforma en salaniana en cuestión de segundos. Ni que decir tiene que todos los arreglos instrumentales (de qué buenos músicos se rodea, si no no sería posible un producto como éste) son estupendos.
Me gustaría destacar el talento de Jorge Salán para trabajar las canciones, cómo va dotando a cada tema de sentido, de intensidad según avanza llegando a finales sensacionales. Por otro lado es relevante lo bien que combina la técnica sin desatender la canción.
Que tengamos entre nosotros a alguien como Jorge nos compromete a devolverle al menos parte de lo que nos ofrece con su trabajo, su fe, su ilusión y su arte. Si no, no tendremos derecho a quejarnos, nunca más.
También hemos lamentado el hecho de que parece no haber relevo para las formaciones clásicas, por lo que encontramos un panorama en el que las bandas son o las de toda la vida, o muy nuevas, sin la experiencia o sin la técnica (por no hablar de las ideas) que las hagan lo suficientemente atractivas para que recojan el testigo con garantías.
Y sin embargo sí que hay alguien. Hay un músico que goza de una formación envidiable que le ha llevado a desarrollar una técnica que será referencia para muchos que vengan tras él, es joven, tiene una dilatada experiencia como músico (algunos músicos internacionales han requerido sus servicios), cree en lo que hace, apuesta por el español como lengua para sus canciones y respeta y admira a los artistas imprescindibles de las historia del rock (algo que empieza a ser nada habitual en muchas de las nuevas formaciones, las cuales se limitan a imitar a sus más recientes héroes sin haber escuchado mucho más).
Los anteriores trabajos de Jorge Salán ya daban muestra de la enorme talla de este artista. Ahora Jorge nos ofrece su mejor disco. Cualquiera que haya escuchado sus anteriores álbumes puede pensar que esta afirmación es una barbaridad, ya que como decimos son magníficos. Pues cierto, este disco es una barbaridad, pero no porque deje noqueado al oyente al primer golpe (perdón por aprovechar el título) sino porque en Sexto asalto ha conseguido escalar otro peldaño en el desarrollo de su música al hacer un esfuerzo compositivo que muestre no solo lo mejor de sí mismo como artista, sino que ha querido que sea ‘su’ álbum; el que manifieste quién es Jorge Salán.
Todas las virtudes de su carrera aparecen aquí magnificadas mostrando su verdadero alcance escucha tras escucha. Como cantante Salán se ha superado cualitativamente conservando al mismo tiempo su innata capacidad para transmitir. El hecho de que sea él mismo quien interprete todas las canciones refuerza ese carácter personal del que está empapado todo el disco.
En cuanto a las canciones, todas sobresalientes, hay de todo: temas contundentes (la extraordinaria “Depredador” que abre el álbum, con un trabajo de guitarras espectacular), medios tiempos, composiciones melódicas (buenísima “Trainspotting”), una balada (un baladón realmente, “Cero 16”) y otras canciones que brindan aspectos combinatorios de rock con funky o soul y que resultan enormemente atractivas, irresistibles, jugosas, divertidas, brillantes, riquísimas; me refiero a temazos del calibre de “Depresión”, “Agotamiento” o “Sinfonía subterránea” (con letra de Carlos Tarque y una sección de vientos acertadísima). Sexto asalto incluye una gran versión del clásico de El Último de la fila, “Dulces sueños”, que se transforma en salaniana en cuestión de segundos. Ni que decir tiene que todos los arreglos instrumentales (de qué buenos músicos se rodea, si no no sería posible un producto como éste) son estupendos.
Me gustaría destacar el talento de Jorge Salán para trabajar las canciones, cómo va dotando a cada tema de sentido, de intensidad según avanza llegando a finales sensacionales. Por otro lado es relevante lo bien que combina la técnica sin desatender la canción.
Que tengamos entre nosotros a alguien como Jorge nos compromete a devolverle al menos parte de lo que nos ofrece con su trabajo, su fe, su ilusión y su arte. Si no, no tendremos derecho a quejarnos, nunca más.
Autor: Joserra