FATE - GHOSTS FROM THE PAST
79/100
GÉNERO: HARD ROCK
DISCOGRÁFICA: AOR HEAVEN
PRODUCTOR: FATE & THOMAS PEDERSEN
MÚSICOS
CANTANTE: DAGFINN JOENSEN
GUITARRA: TORBEN ENEVOLDSEN
BATERÍA: JENS BERGLID
TECLADO: MIKKEL HENDERSON
BAJO: PETER STEINCKE
TRACKLIST
CHILDREN OF THE NIGHT
MIRACLE
SEEDS OF TERROR
FEAR OF THE STRANGER
AT THE END OF THE DAY
ALL THE I WANT
FOLLOW YOUR HEART
DADDY'S GIRL
MOVING ON
MURDER
THE LAST TIME
BELIEVE IN ROCK AND ROLL
THE OTHER SIDE
MIRACLE
SEEDS OF TERROR
FEAR OF THE STRANGER
AT THE END OF THE DAY
ALL THE I WANT
FOLLOW YOUR HEART
DADDY'S GIRL
MOVING ON
MURDER
THE LAST TIME
BELIEVE IN ROCK AND ROLL
THE OTHER SIDE
En el mundo de los aficionados a la música (como en el de los aficionados al cine o a la literatura) se da ese hecho altruista de recomendar a alguien algo que se cree que merece la pena. Es algo que siempre es de agradecer, porque es una muestra de generosidad y de aprecio hacia la persona, aunque también, en el fondo, aquello que recomendamos habla de nosotros mismos.
Cuando el administrador de esta casa me invitó a hacer la reseña del nuevo disco de Fate me hizo también una recomendación: “Es un buen disco. Tómate tiempo, que hay que oírlo.”.
FASE 1. Tras la espantada de todos los miembros de la banda que grabó el brutal V, en mi opinión un imprescindible de la primera década del siglo XXI, uno no espera gran cosa, por la decepción que supone la desaparición de una formación tan prometedora de la que sólo quedó el bajista Peter Steincke, que ya grabó el magnífico Scratch’n sniff, único miembro permanente de la banda. El impactante vocalista Per Johansson se había marchado y allí ya no quedaba nadie.
Pensaba que el título de este nuevo disco me venía como anillo al dedo: ¿quiénes son Fate? En realidad es casi un grupo fantasma al que entran y del que salen músicos de vez en cuando, sin una continuidad segura. De hecho, su disco más aclamado lo grabaron con Mattias Enklundh, en un estilo mucho más sofisticado que en el de los anteriores y con otro cantante. Con V pasaba algo parecido. Todo eso me hizo no tener mucha fe en el disco, a pesar de que el adelanto “Children of the night” (me suelen gustar las canciones que se titulan así, qué le vamos a hacer) no sonaba nada mal.
Primeras dos escuchas y “monotonía de lluvia tras los cristales”, que diría el poeta. Desde luego el nuevo guitarra, Torben Enevoldsen, es un fierecilla. Buenos solos, muchos de ellos sin guitarra rítmica de fondo, pero las canciones no muestran mucha fuerza. La batería suena muy apagada. Lo que suponía. No es tan bueno.
FASE 2. “Te dije que había que escucharlo con tiempo”. Pues nada, ya lo escucharé, pero dentro de un par de días.
Dos días después aparece en mi cabeza el estribillo de una de las canciones que más me habían llamado la atención en la primera escucha: “Seeds of terror”. Sin duda sonaba más potente que las demás y el estribillo, con una letra cargada de bastante mala leche, tenía una melodía muy pegadiza. Debe de ser que éste es uno de esos discos que tienen ‘efecto antibiótico’: cuando lo escuchas la primera vez no te dice nada, pero un par de días después empiezas a notar los efectos.
Había otra por ahí, “Murder”, que también molaba; y sí, mola. Le damos un par de vueltas más y el disco empieza a mostrar sus virtudes. Las guitarras rítmicas suenan bastante bien, y el cantante no es tan flojo como me pareció al principio. Empiezan a brotar canciones que una producción demasiado plana no permitía apreciar. Parece haber dos tipos de composiciones en el álbum: aquellas que intentan recuperar un estilo cercano a Scratch’n sniff, con estribillos más melódicos al mismo tiempo que aprovechan la destreza de su guitarrista; y otras más cercanas a V, más potentes y cañeras. Sin duda, cuanto más brutos se ponen más me gustan, y creo que a ellos les pasa lo mismo. En “All that I want”, el tema más estilo 80’s con estribillo pegadizo y comercial, no aguantan sin darle un vuelta a la canción al final y la transforman en otra más contundente, más cañera y, sin duda, más jugosa.
FASE 3. Encuentro el disco escondido que no había aparecido hasta ahora. “Moving on” se convierte en una de mis canciones favoritas, muy al estilo V, con guitarras entrecortadas, Dagfinn Joensen le echa ganas combinando varios registros y arrastrando las notas, encuentro más cuerpo en las guitarras rítmicas, que me gustan mucho, el trabajo de Steincke al bajo no está nada mal y descubro en el teclado de Mikkel Henderson detalles atractivos. Incluso hay coros inapreciables en las primeras escuchas que salen de no sé dónde. “Follow your heart” basa su efectividad en la melodía central a dos voces (masculina y femenina) y no tiene nada más, pero resulta de lo más convincente. Parece que “The last time” va a ser la balada del disco, situada casi al final del álbum, pero éstos no tienen ganas de baladitas, así que nos ofrecen una composición con un estribillo fantástico y cambio de ritmo antes del solo que muestra que no se van a conformar con cualquier cosa. “Believe in rock and roll” puede ser un cañonazo en directo.
Quizás no he encontrado nada en el disco, sino que él me ha encontrado a mí, me ofrece generosamente sus bondades por haber sido paciente, por haber seguido las recomendaciones de quien tuvo la gentileza de invitarme a disfrutar de este disco.
Creo que es un trabajo que puede gustar a aquellos a quienes no les entró el anterior trabajo de la banda, sobre todo por la voz del que era entonces su cantante, pues Ghost from the past ofrece una combinación de V, exento de la tensión y las aristas de aquel, con algunos de los elementos de Scratch’n sniff.
Mi obligación es hacer la misma recomendación que me ha llevado a disfrutar de este trabajo: es un disco muy agradecido que puede ofrecer una grata sorpresa a quienes tengan la voluntad de dedicarle parte de su tiempo. No se van a arrepentir.
Cuando el administrador de esta casa me invitó a hacer la reseña del nuevo disco de Fate me hizo también una recomendación: “Es un buen disco. Tómate tiempo, que hay que oírlo.”.
FASE 1. Tras la espantada de todos los miembros de la banda que grabó el brutal V, en mi opinión un imprescindible de la primera década del siglo XXI, uno no espera gran cosa, por la decepción que supone la desaparición de una formación tan prometedora de la que sólo quedó el bajista Peter Steincke, que ya grabó el magnífico Scratch’n sniff, único miembro permanente de la banda. El impactante vocalista Per Johansson se había marchado y allí ya no quedaba nadie.
Pensaba que el título de este nuevo disco me venía como anillo al dedo: ¿quiénes son Fate? En realidad es casi un grupo fantasma al que entran y del que salen músicos de vez en cuando, sin una continuidad segura. De hecho, su disco más aclamado lo grabaron con Mattias Enklundh, en un estilo mucho más sofisticado que en el de los anteriores y con otro cantante. Con V pasaba algo parecido. Todo eso me hizo no tener mucha fe en el disco, a pesar de que el adelanto “Children of the night” (me suelen gustar las canciones que se titulan así, qué le vamos a hacer) no sonaba nada mal.
Primeras dos escuchas y “monotonía de lluvia tras los cristales”, que diría el poeta. Desde luego el nuevo guitarra, Torben Enevoldsen, es un fierecilla. Buenos solos, muchos de ellos sin guitarra rítmica de fondo, pero las canciones no muestran mucha fuerza. La batería suena muy apagada. Lo que suponía. No es tan bueno.
FASE 2. “Te dije que había que escucharlo con tiempo”. Pues nada, ya lo escucharé, pero dentro de un par de días.
Dos días después aparece en mi cabeza el estribillo de una de las canciones que más me habían llamado la atención en la primera escucha: “Seeds of terror”. Sin duda sonaba más potente que las demás y el estribillo, con una letra cargada de bastante mala leche, tenía una melodía muy pegadiza. Debe de ser que éste es uno de esos discos que tienen ‘efecto antibiótico’: cuando lo escuchas la primera vez no te dice nada, pero un par de días después empiezas a notar los efectos.
Había otra por ahí, “Murder”, que también molaba; y sí, mola. Le damos un par de vueltas más y el disco empieza a mostrar sus virtudes. Las guitarras rítmicas suenan bastante bien, y el cantante no es tan flojo como me pareció al principio. Empiezan a brotar canciones que una producción demasiado plana no permitía apreciar. Parece haber dos tipos de composiciones en el álbum: aquellas que intentan recuperar un estilo cercano a Scratch’n sniff, con estribillos más melódicos al mismo tiempo que aprovechan la destreza de su guitarrista; y otras más cercanas a V, más potentes y cañeras. Sin duda, cuanto más brutos se ponen más me gustan, y creo que a ellos les pasa lo mismo. En “All that I want”, el tema más estilo 80’s con estribillo pegadizo y comercial, no aguantan sin darle un vuelta a la canción al final y la transforman en otra más contundente, más cañera y, sin duda, más jugosa.
FASE 3. Encuentro el disco escondido que no había aparecido hasta ahora. “Moving on” se convierte en una de mis canciones favoritas, muy al estilo V, con guitarras entrecortadas, Dagfinn Joensen le echa ganas combinando varios registros y arrastrando las notas, encuentro más cuerpo en las guitarras rítmicas, que me gustan mucho, el trabajo de Steincke al bajo no está nada mal y descubro en el teclado de Mikkel Henderson detalles atractivos. Incluso hay coros inapreciables en las primeras escuchas que salen de no sé dónde. “Follow your heart” basa su efectividad en la melodía central a dos voces (masculina y femenina) y no tiene nada más, pero resulta de lo más convincente. Parece que “The last time” va a ser la balada del disco, situada casi al final del álbum, pero éstos no tienen ganas de baladitas, así que nos ofrecen una composición con un estribillo fantástico y cambio de ritmo antes del solo que muestra que no se van a conformar con cualquier cosa. “Believe in rock and roll” puede ser un cañonazo en directo.
Quizás no he encontrado nada en el disco, sino que él me ha encontrado a mí, me ofrece generosamente sus bondades por haber sido paciente, por haber seguido las recomendaciones de quien tuvo la gentileza de invitarme a disfrutar de este disco.
Creo que es un trabajo que puede gustar a aquellos a quienes no les entró el anterior trabajo de la banda, sobre todo por la voz del que era entonces su cantante, pues Ghost from the past ofrece una combinación de V, exento de la tensión y las aristas de aquel, con algunos de los elementos de Scratch’n sniff.
Mi obligación es hacer la misma recomendación que me ha llevado a disfrutar de este trabajo: es un disco muy agradecido que puede ofrecer una grata sorpresa a quienes tengan la voluntad de dedicarle parte de su tiempo. No se van a arrepentir.
Autor: Joserra
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