¿Tendencias suicidas o inquietudes artísticas? En palabras de Michel Wilton es que “odiaría estar escribiendo cinco Empires, cinco Mindcrimes o cinco Promised Lands.”. Queensrÿche ya habían dado muestras de su afición por el riesgo tras la publicación de The warning, de cierto éxito tras el archifamoso “Queen of the Reich”, apareciendo con unos trajes gótico-futuristas y unos peinados que avergonzarían por tradicionalistas a los de cualquier muñeco manga. Habría sido fácil continuar una senda más conservadora que les podría haber garantizado que la legión de fans que ya se habían ganado los siguiese incondicionalmente. Más de uno se echó atrás tras ver las fotografías de la contraportada de Rage for order, aunque lo que había dentro era “pata negra”.
Algo parecido a aquello es lo que hicieron los cinco músicos de Seattle después de los tres millones de copias vendidas de Empire. Y algo parecido hicieron muchos de sus seguidores al ver el vídeo que grabaron para “I am I”, la cabeza rapada de Geoff Tate y la cámara que parecía reflejar las vueltas que sus cabezas daban al escuchar que aquello no seguía la línea de su anterior y adorado álbum.
Algo parecido a aquello es lo que hicieron los cinco músicos de Seattle después de los tres millones de copias vendidas de Empire. Y algo parecido hicieron muchos de sus seguidores al ver el vídeo que grabaron para “I am I”, la cabeza rapada de Geoff Tate y la cámara que parecía reflejar las vueltas que sus cabezas daban al escuchar que aquello no seguía la línea de su anterior y adorado álbum.
¿Se habían vuelto locos? ¿Es que no sabían lo que les gustaba a sus seguidores? Después del exitazo, dice DeGarmo “sabíamos que el siguiente álbum que grabásemos juntos tenía que ser muy especial”. Y vaya si lo era. ¡Un suicidio, eso era!: ritmos entrecortados, ausencia de estribillos, melodías extrañas… Y si había alguna duda de por dónde iban los tiros ahí estaba el vídeo de “Disconnected” para orientar a quien dudara:
Si Operation: Mindcrime y Empire hablaban de lo que rodea a los seres humanos, el mundo en el que vivimos y sus consecuencias, Promised Land trataba de profundizar en el interior de cada uno. Es un disco más introspectivo y, sí, desde luego más oscuro. Quizás es que el interior de cada uno de nosotros tiene muchos rincones desapacibles y por ello, la música que intente reflejarlos debe ser más extraña, oscura e inquietante.
La postura de los fans de Queensrÿche hasta ese momento es comprensible, pues quien haya disfrutado tanto con una obra de arte del calibre de Empire querrá más de los mismos que la crearon. Sin embargo los caminos de los artistas y los que a sus aficionados les gustaría que siguiesen no siempre coinciden, al menos no en bandas del estilo de ésta, progresivo en el sentido, como ellos explican, de explorar a través de ella nuevos caminos en cada nuevo trabajo, en la forma de crearlos, y en hacerlo para ellos mismos.
Por otro lado, había algo en Empire que sí tiene continuidad en Promised Land: las canciones lentas, las baladas del estilo de “Silent lucidity” continúan en este disco con piezas maestras de altura estratosférica como “Lady Jane”, “Someone else” o la preciosa “Bridge”:
La postura de los fans de Queensrÿche hasta ese momento es comprensible, pues quien haya disfrutado tanto con una obra de arte del calibre de Empire querrá más de los mismos que la crearon. Sin embargo los caminos de los artistas y los que a sus aficionados les gustaría que siguiesen no siempre coinciden, al menos no en bandas del estilo de ésta, progresivo en el sentido, como ellos explican, de explorar a través de ella nuevos caminos en cada nuevo trabajo, en la forma de crearlos, y en hacerlo para ellos mismos.
Por otro lado, había algo en Empire que sí tiene continuidad en Promised Land: las canciones lentas, las baladas del estilo de “Silent lucidity” continúan en este disco con piezas maestras de altura estratosférica como “Lady Jane”, “Someone else” o la preciosa “Bridge”:
En mi opinión, Promised Land es una obra maestra más (igual de maestra aunque muy diferente) en la trayectoria de Queensrÿche, en ese continuo progreso que supone cada uno de sus trabajos, una investigación artística e interior que les lleva habitualmente por caminos casi siempre difíciles. Y sí, aún estaba allí Chris DeGarmo para acompañarlos por esos caminos.
Nota: escribí esto hace varios días y he dudado si publicarlo o no. Mi intención es plantear un diálogo sobre la carrera de la banda posterior a Empire. Si resulta interesante podría abrir un tema para cada uno de los discos siguientes. Creo que casi todo el mundo está de acuerdo en que obras del calibre de Operation: Mindcrime o Empire son insuperables, pero no por ello el resto es despreciable por ser diferente. En más de una ocasión, crear una obra que se convierte en obra maestra o referencia del género es una losa que los persigue eternamente. En el caso de Queensrÿche quizás nunca han superado sus obras maestras, pero es una banda en constante evolución que ha tenido que superar la marcha de uno de sus pilares compositivos.
En fin, centrémonos en su maravilloso Promised Land. A ver qué pensáis.Última edición por Joserra el Mar 26 Jul 2011, 07:54, editado 1 vez
