JUNKYARD + THE SOULBREAKER COMPANY
24/05/08 KAFE ANTZOKIA BILBAO
Todavía queda mucho para terminar 2008, pero lo que unas 200 personas presenciaron en el Kafe Antzokia bilbaíno va a estar a buen seguro entre los conciertos del año.
Abrieron la velada los vitorianos The Soulbreaker Company, un combo de lo mejorcito del rock hecho en Euskadi. Sonidos setenteros, psicodelía, bases rítmicas pesadas herederas de Black Sabbath o Blue Cheer… Así se podría resumir lo que ofrecieron sobre las tablas del Antzoki, sin olvidar la introducción en algunos pasajes del concierto de instrumentos como la flauta y el saxofón que le dieron un toque progresivo (término como se entendía en la década de los 70) a sus composiciones. Calidad a raudales.
Diez minutos después de que los alaveses abandonaran las tablas aparecieron Junkyard sobre el escenario encabezados por la estrella de la noche, el vocalista David Roach. Roach iba muy pasado, pero aún así completó una noche mágica de rock and roll con corazón y agallas, bien arropado por una banda de grandes músicos, con el guitarrista Chris Gates y el batería Pat Muzingo a la cabeza, que pusieron el punto de sobriedad a la noche.
Con un Roach, que estuvo más tiempo en las escaleras que separan la pista del escenario del Antzoki y entre el público que en el propio escenario, el grupo comenzó el concierto con la cañera “Life Sentence”, continuando con la sleazy “Hot Rod” y la bluesy “Long Way Home”. “Back On The Streets”, ya con los fans a sus pies bailando como posesos, la divertida y rockera “All The Time In The World” o el sentido medio tiempo “Simple Man” fueron otras de las golosinas de la noche.
Pero sin duda la parte final fue de enmarcar con el rock and roll en esencia que es “Misery Loves Company”, la versión del clásico “Whole Lotta Rosie” de AC/DC y un “Hollywood” que puso la sala patas arriba y al propio Roach , que fue transportado en Stage Diving por el público. Las versiones del “Tush” de ZZ Top y del “Sonic Reducer” de los Dead Boys, esta última con Roach en pleno pogo bajando a la pista como un toro a unirse a la fiesta, pusieron el broche final a una noche de rock and roll inolvidable. Alguna que otra boys band de hard rock tendría que haber visto aquello para aprender que el rock and roll no es sólo imagen sino que es pasión, corazón y creerse lo que haces.
Por cierto, contar una anécdota que plasma la forma de ser de David Roach. Además de que en un momento del concierto ante la mirada atónita de sus compañeros se lanzó de cabeza a un Marshall y lo tiró al suelo al más puro estilo destroyer, antes de comenzar el show al verle con unas bolsas le preguntamos dónde iba, y su contestación fue a llevarle comida a varios sin techo que había visto en las cercanías de la sala. Genio y figura.
