<<CRÓNICA>> UZZHUAÏA + ELDORADO (08/11/2008) Sala Caracol (Madrid)

Las dos bandas que han publicado dos de los mejores álbumes de este año se presentaban juntos en Madrid. Una oferta como esa era como para no perdérsela. Teníamos muchas ganas de ver a los dos grupos y allí estaban los dos.

Eldorado ofrece un sonido que mezcla las raíces setenteras de influencias Black Sabbath, Led Zeppelin, Deep Purple con una base contundente, actual aunque no moderna en el sentido peyorativo de la palabra. Con un buen ambiente en la sala y veinte minutos de retraso sobre la hora señalada en la entrada salieron Eldorado a presentar su disco. Sonido deficiente que en breve se arregló hasta alcanzar un nivel muy bueno (muchas bandas han sonado mucho peor allí) que permitía apreciar la calidad y profesionalidad de los músicos que integran la banda. Jesús hace gala de una voz increíble, de raíces sureñas, rasgada y potente que brilla especialmente en los dos temas nuevos que presentaron: “Meteoro”, una excelente canción para su próximo álbum, y “La casa de las siete chimeneas”, un tema breve pero eficaz, bastante original.

La base rítmica funciona a la perfección y la guitarra de Nano suena robusta y con mucho cuerpo. Tocaron temas de su hasta ahora único disco: “Abril”, “El jugador”, “Un mal presentimiento”, “Identidad”, “El final”... y dos versiones: “Mistreated”, incluida en sus disco, y una parte de “Dazed and confused”. Solos de bajo, batería y guitarra que junto a algunas pausas instrumentales en ciertas canciones ralentizaban un poco el ritmo, a pesar de que les queda muy bien dada su puesta en escena al estilo setentas. Eché de menos que no tocaran “En busca de Eldorado”.

En muy poco tiempo este grupo va a salir lanzado, pues se nota que son profesionales y tienen excelentes canciones.

Para cuando aparecieron Uzzhuaïa tras la introducción con la música de Terminator, la sala estaba llena, aunque sin apreturas (decía Pablo que ésta era la vez que más gente había ido a verlos en Madrid; por algo será). Les quedó un buen escenario, suficiente para sus constantes carreras. Cuando empezaron a tocar “Cuando ya no quede nada” era difícil dar crédito al sonido de guitarras: contundente, potente, perfecto. El sonido muy aceptable a pesar de un par de fallos en la guitarra de Israel y el micro de Pablo. Entraron en escena como la tromba de agua en Nueva York de El día de mañana. La puesta en escena tremenda con posturitas, cabezazos (Alex es un bestia), carreras, se cambiaban de micro constantemente... Se nota que cuidan todos los detalles (Álvaro, el bajista, parece salido de una banda de Los Ángeles).

Pasaron a tocar “Baja California”, “Viaje sin fin” de Diablo Boulevard , “Púrpura” y “Enero”. Pablo sacó la acústica para acompañar en uno de mis temas favoritos de su último disco, “La flor y la guerra”, dedicada a todos aquellos que disfrutan con las guerras, para continuar con “Destino Perdición”, muy bien acogida por un público que se iba animando al tiempo que, en un efecto de realimentación, animaba aún más a la banda.

Aquí no hay solos de batería, ni bajo, ni leches. Sólo rock & roll. Y qué rock & roll. La potente “La cuenta atrás” dejaba tumbados a los fotógrafos de las primeras filas que ya “pasaban” de hacer fotos y disfrutaban del concierto.

Pablo abandonaba el escenario y dejaba a sus cuatro compañeros tocando riffs qua abrían paso poco después al comienzo de “Kickstar my heart” de Mötley Crüe, a la que se incorporó Pablo. No la tocaron entera. ¿Y qué más da? Sus canciones tienen la suficiente clase para no necesitar de versiones.

Hasta el final sin compasión. La diversión estaba siendo completa para todo el público al mismo tiempo que disfrutaba de un concierto de calidad, muy vistoso, con músicos entregados a un público que había pagado un precio irrisorio para el festín que le estaban dando. No me extraña que al término del espectáculo el puesto de “merchandising” estuviera a tope.

Terminaron con “Blanco y negro” coreada por todos los allí presentes.

¡Pero adónde van estos tíos! Se apagan las luces y vuelve Pablo con la acústica para hacer la primera parte del “Highway to hell”. A continuación hace aparición la balada “La otra mitad”, puede que la mejor de los últimos años en nuestro idioma. Tras el segundo estribillo se une el resto de la banda y llegan a un clímax espectacular, de enorme nivel que da fe de la gran altura de Uzzhuaïa sobre un escenario.

Con “Desde septiembre” Pablo no duda en invitar al público de las primeras filas a una botella de Jack Daniels al ritmo del estribillo para “Brindar por el Rock & Roll”.

Para finalizar, “Nuestra revolución” con Pablo cantando sobre la barra de la sala (ya antes se había subido a una de las torres del escenario) y asegurando que nosotros éramos la auténtica revolución. Para que hay una revolución tiene que haber siempre un cabecilla que empuje a la gente. Esos son Uzzhuaïa, una banda especial, incomparable, impecable que regala una espectáculo en hora y media que satisface al más exigente.

No os lo perdáis si el huracán Uzzhuaïa pasa por vuestra ciudad.

Cuando ya no quede nada
Baja California
Viaje sin fin
Púrpura
Enero
La flor y la guerra
Destino Perdición
La cuenta atrás
Carnaval
Lejos de mi ciudad
No somos perfectos
No intentes volver atrás
Más allá
En blanco y negro


Highway to hell (acústico)
La otra mitad
Desde septiembre
Nuestra revolución