BLACKRAIN - IT BEGINS
57/100
Discográfica: Sony/Columbia
Estilo: Hard Rock
Productor: Jack Douglas
Formación:
Swan: Cantante, Guitarra
Max 2: Guitarra Solista
MatH: Bajo
Frank F: Batería
Track List:
01. Blast Me Up
02. Bad Love Is Good
03. Wild Wild Wild
04. Death By Stereo
05. Nobody But You
06. Dancing On Fire
07. Young Blood
08. Cryin' Tonight
09. Re-evolution - New Generation
10. Tell Me
11. Ho Hey Hey Hey Hey
"In the fast-changing but predictable musical industry today it’s rare indeed that a big US producer decides to work with a bunch of “Frenchies” and that a “major label” such as Columbia / Sony signs a French rock act…"
Este párrafo está extraído de la biografía de la página web oficial de BlackRain y define dos de las características que moldean y en cierta forma condicionan este "It begins". Algo habrán visto en BlackRain ambos (Sony y Jack Douglas) para concederles un deseo que la mayoría de grupos de este estilo ansían desde que hace 20 años todos los portaestandartes del glam metal / hard rock / hair metal ochentero fuesen despedidos de los megasellos discográficos con los que tenían millonarios contratos. Lo de BlackRain, pues, roza el milagro y otra oportunidad como esta no van a tener.
Desde luego que sin haber escuchado una sola nota de "It begins" y viendo algún video y foto del grupo, se puede decir que al menos en cuanto a imagen y actitud, estos cuatro maquillados churumbeles franceses con aspecto de muñequitas de porcelana van sobrados.
Pero... ¿y la música? Pues aquí es donde se tienen que ganar el favor de los fans, (en su país natal ya tienen gran parte del trabajo hecho) aunque para muchos esto increíblemente sea secundario en un grupo de este palo y viendo los mimbres que componen el cesto, lo lógico es esperar algo, sino superlativo, si de una gran calidad.
Pero ya en una primera escucha no se atisba ni un solo detalle que diferencie esta producción de cualquiera de las que sacan habitualmente sellos independientes con productores de casa y me vienen a la mente Santa Cruz, es más, en algunos momentos, la calidad de la mezcla es de andar por casa y queda en evidencia ante producciones más humildes pero también más talentosas como la mencionada de Santa Cruz y otras.
Por lo tanto y dicho lo cual, intentaré enjuiciar “It begins” sin tener en cuenta su “aristocrático” origen y basarme sólo en lo que se oye.
Como hemos dicho, la producción es decente salvo algunos detalles que comentaremos más adelante. La “brujil” voz de Swan no es santo de mi devoción y parece una mezcla siniestra entre Geddy Lee, Vince Neil y Blackie Lawless; no es que le vaya mal a este estilo musical, pero aquí cada uno tiene sus ideales y el estilo vocal de este chaval no es mi favorito. En cuanto al resto, y salvo la guitarra rítmica en algunos punteos que está bajísima, es correcto, las voces (casi todas de Swan) no están muy curradas resultando gritonas y el baterista es de esos malabaristas que tienen mil cachivaches en el kit y le pegan a lo primero que pillan, abusando también del doble bombo en canciones donde, en mi subjetiva opinión, no es necesario.
Yendo a las canciones, que es donde hay que mostrar si hay chicha o no, la linealidad conceptual abunda más de lo debido e incluso tras múltiples escuchas es difícil distinguir unas de otras.
El disco se inicia con la hímnica “Blast me up” cuyo valor radica en su simpleza. El punteo es de parvulario, monótono y repetitivo, esperemos que el solista no sea un clon de Chris Holmes o Robert Alvárez expertos ambos en tocar siempre el mismo punteo.
Seguimos con “Bad love is good” un tema al estilo de los W.A.S.P. de “The last command” que promete hasta el estribillo, con aspiraciones a himno, quedándose en aspirante. El punteo no ayuda a elevar el nivel.
“Wild wild wild” es otro himno frustrado, plagado de tópicos musicales y líricos que es puro tedio, recordando a unos Mötley Crüe bajos de forma.
“Death by stereo” es el primer tema que apunta maneras y que se sale de la monotonía hasta hora imperante. Aquí sí que suenan a sus ídolos e incluso el punteo es meritorio.
“Nobody but you” es la obligatoria balada y su ritmo alegre la hace diferente. Muy buenas las voces y los adornos de teclados, cortesía del bajista. El punteo también tiene su mérito.
Con “Dancing on fire” seguimos en la estela de la mejora musical pese a que Swan se empeñe en desgañitarse en los coros siendo el resto de la canción muy personal y agradable.
El prescindible comienzo de “Young blood” es idéntico al de “Wild wild wild” lo cual le resta credibilidad, pues el resto de la canción es bastante mejor que ese comienzo clonado. El punteo tirando de slide queda muy sureño y agradable.
El ramalazo Pop llega con “Cryin' tonight” . Les suena bien, pero un cambio tan radical de registro queda casi ridículo y suena a broma. Deberían tomar clases de Reckless Love a los cuales se les da mucho mejor, antes de asumir este tipo de riesgos.
“Re-evolution” con su mezcla de estilos entre Bon Jovi por los teclados / estructura, y W.A.S.P. por las voces, hacen que sea de largo la canción más meritoria del disco.
“Tell me” se presenta como el tema más duro del disco con dobles bombos metidos con calzador y un larguísimo estribillo. En la media.
“Ho hey hey hey hey” cierra el redondo y es una broma pseudo-fiestera que sobra y que seguro que en directo y para un público borracho será un éxito, pero en este disco está de más. Repeticiones del título todo el tiempo con un punteo de perogrullo de fondo. Lamentable final.
Resumiendo: tiro al aire de los franceses que espero me dejen en mal lugar y se hinchen a vender discos por su propio bien y el de su contrato, pero como digo y en mi subjetiva opinión, poco hay que rascar en una obra como esta, plagada de linealidad, necesitada de canciones de más calidad y sobrada de canciones mediocres y bromas de mal gusto.
El hábito no hace al monje; por mucha infraestructura que lleven detrás en forma de productor y discográfica, el resultado final no da más que para un aprobado y eso siendo generoso, lo cual es una lástima, aunque repito, no sería malo que con la promoción que se supone tendrán por parte de Sony, vendiesen muchos miles de discos. Esta modesta reseña no contribuirá a ello, pero puestos a meter la pata, prefiero ser sincero.
…Aunque como siempre, si a vosotros os gusta, por mí perfecto.
Este párrafo está extraído de la biografía de la página web oficial de BlackRain y define dos de las características que moldean y en cierta forma condicionan este "It begins". Algo habrán visto en BlackRain ambos (Sony y Jack Douglas) para concederles un deseo que la mayoría de grupos de este estilo ansían desde que hace 20 años todos los portaestandartes del glam metal / hard rock / hair metal ochentero fuesen despedidos de los megasellos discográficos con los que tenían millonarios contratos. Lo de BlackRain, pues, roza el milagro y otra oportunidad como esta no van a tener.
Desde luego que sin haber escuchado una sola nota de "It begins" y viendo algún video y foto del grupo, se puede decir que al menos en cuanto a imagen y actitud, estos cuatro maquillados churumbeles franceses con aspecto de muñequitas de porcelana van sobrados.
Pero... ¿y la música? Pues aquí es donde se tienen que ganar el favor de los fans, (en su país natal ya tienen gran parte del trabajo hecho) aunque para muchos esto increíblemente sea secundario en un grupo de este palo y viendo los mimbres que componen el cesto, lo lógico es esperar algo, sino superlativo, si de una gran calidad.
Pero ya en una primera escucha no se atisba ni un solo detalle que diferencie esta producción de cualquiera de las que sacan habitualmente sellos independientes con productores de casa y me vienen a la mente Santa Cruz, es más, en algunos momentos, la calidad de la mezcla es de andar por casa y queda en evidencia ante producciones más humildes pero también más talentosas como la mencionada de Santa Cruz y otras.
Por lo tanto y dicho lo cual, intentaré enjuiciar “It begins” sin tener en cuenta su “aristocrático” origen y basarme sólo en lo que se oye.
Como hemos dicho, la producción es decente salvo algunos detalles que comentaremos más adelante. La “brujil” voz de Swan no es santo de mi devoción y parece una mezcla siniestra entre Geddy Lee, Vince Neil y Blackie Lawless; no es que le vaya mal a este estilo musical, pero aquí cada uno tiene sus ideales y el estilo vocal de este chaval no es mi favorito. En cuanto al resto, y salvo la guitarra rítmica en algunos punteos que está bajísima, es correcto, las voces (casi todas de Swan) no están muy curradas resultando gritonas y el baterista es de esos malabaristas que tienen mil cachivaches en el kit y le pegan a lo primero que pillan, abusando también del doble bombo en canciones donde, en mi subjetiva opinión, no es necesario.
Yendo a las canciones, que es donde hay que mostrar si hay chicha o no, la linealidad conceptual abunda más de lo debido e incluso tras múltiples escuchas es difícil distinguir unas de otras.
El disco se inicia con la hímnica “Blast me up” cuyo valor radica en su simpleza. El punteo es de parvulario, monótono y repetitivo, esperemos que el solista no sea un clon de Chris Holmes o Robert Alvárez expertos ambos en tocar siempre el mismo punteo.
Seguimos con “Bad love is good” un tema al estilo de los W.A.S.P. de “The last command” que promete hasta el estribillo, con aspiraciones a himno, quedándose en aspirante. El punteo no ayuda a elevar el nivel.
“Wild wild wild” es otro himno frustrado, plagado de tópicos musicales y líricos que es puro tedio, recordando a unos Mötley Crüe bajos de forma.
“Death by stereo” es el primer tema que apunta maneras y que se sale de la monotonía hasta hora imperante. Aquí sí que suenan a sus ídolos e incluso el punteo es meritorio.
“Nobody but you” es la obligatoria balada y su ritmo alegre la hace diferente. Muy buenas las voces y los adornos de teclados, cortesía del bajista. El punteo también tiene su mérito.
Con “Dancing on fire” seguimos en la estela de la mejora musical pese a que Swan se empeñe en desgañitarse en los coros siendo el resto de la canción muy personal y agradable.
El prescindible comienzo de “Young blood” es idéntico al de “Wild wild wild” lo cual le resta credibilidad, pues el resto de la canción es bastante mejor que ese comienzo clonado. El punteo tirando de slide queda muy sureño y agradable.
El ramalazo Pop llega con “Cryin' tonight” . Les suena bien, pero un cambio tan radical de registro queda casi ridículo y suena a broma. Deberían tomar clases de Reckless Love a los cuales se les da mucho mejor, antes de asumir este tipo de riesgos.
“Re-evolution” con su mezcla de estilos entre Bon Jovi por los teclados / estructura, y W.A.S.P. por las voces, hacen que sea de largo la canción más meritoria del disco.
“Tell me” se presenta como el tema más duro del disco con dobles bombos metidos con calzador y un larguísimo estribillo. En la media.
“Ho hey hey hey hey” cierra el redondo y es una broma pseudo-fiestera que sobra y que seguro que en directo y para un público borracho será un éxito, pero en este disco está de más. Repeticiones del título todo el tiempo con un punteo de perogrullo de fondo. Lamentable final.
Resumiendo: tiro al aire de los franceses que espero me dejen en mal lugar y se hinchen a vender discos por su propio bien y el de su contrato, pero como digo y en mi subjetiva opinión, poco hay que rascar en una obra como esta, plagada de linealidad, necesitada de canciones de más calidad y sobrada de canciones mediocres y bromas de mal gusto.
El hábito no hace al monje; por mucha infraestructura que lleven detrás en forma de productor y discográfica, el resultado final no da más que para un aprobado y eso siendo generoso, lo cual es una lástima, aunque repito, no sería malo que con la promoción que se supone tendrán por parte de Sony, vendiesen muchos miles de discos. Esta modesta reseña no contribuirá a ello, pero puestos a meter la pata, prefiero ser sincero.
…Aunque como siempre, si a vosotros os gusta, por mí perfecto.
AUTOR: Oscar L. González (Mendo)
