TASTE - TASTE
60/100
Discográfica: AOR Heaven
Estilo: Melodic Rock
Productor: Christoffer Borg
Formación:
Christoffer Borg: Voz, Guitarras, Bajo, Teclados
Felix Borg: Batería, Bajo, Percusión, Teclados
Track List:
01. Back To The Future
02. Our Dreams
03. Cry For Love
04. Don't Give Up
05. Stay
06. My Rose
07. Danger Games
08. Doesn't Feel Like Love
09. In My Arms (Tonight)
10. The One
11. Fallen Angel
Taste lo forman dos hermanos de escasa edad con proyectos más serios que atender y que han creado un proyecto de estudio a su medida con variadas inspiraciones (Europe, Sonata Arctica, Stratovarius) en cuanto al sonido y dispares e irregulares resultados según se ponga atención en los diferentes aspectos que componen el disco.
Ellos son Christoffer Borg originariamente guitarrista y cantante que también se encarga de voces, bajo y teclas y Felix Borg originalmente batería que se encarga de percusión, bajo y teclas.
Desde luego que “la producción fresca y moderna” que pregona su discográfica en el documento promocional no aparece y si una producción con poco punch, con un bajo que se oye sólo cuando hay pasajes acústicos y una batería de andar por casa grabada con “triggers” (aquí asoma la oreja la rácana producción) de sonido artificial, multitud de sintetizadores del paleolítico que suenan a teclado sin camuflaje alguno y unas voces calcadas a las que suelen emplear “Sonata Arctica” en sus potentes discos y que, aún asi, son brillantes.
Como vemos, es con los instrumentos que tocan pero que no son los suyos con los que patinan, y esto es consecuencia de querer hacerlo todo ellos; no es la primera vez que esto ocurre ni será la última, pues el que mucho abarca poco aprieta, (que se lo digan al desquiciado Lenny Wolf) como no es la primera vez que se confunde ochentero con artificial.
Hay montones de grupos que suenan añejos y su sonido es natural, quizás porque no necesitan de nada más pues parecen lo que son, Taste intenta camuflar sus carencias sonando artificial.
Yendo al turrón, el disco arranca con la intro “Back To The Future” que es como la mayoría de las intros, un trozo de canción sin más, pero que queda guapo cuando se lo cuentas a tus colegas: “hemos grabado un disco con intro”. El título es una declaración de intenciones tipo “bring back the 80´s” que tan en boga está en las carpetas promocionales de este tipo de grupos.
“Our Dreams” rememora a los Europe de Cherokee y reafirma la identidad ochentera con unos timbales electrónicos (de los que se usaban en la música disco de los 80). Chris demuestra que cantar y tocar la guitarra es lo suyo. Buen tema.
Teclados añejos a saco anuncian que “Cry For Love” ha llegado con su letra sinsorga y predecible y unos arreglos que recuerdan horrores a Sonata Arctica a 1/4 de revoluciones. Gana con las escuchas, pero poco más.
Más Europe pero esta vez del estilo de “Halfway to heaven” en “Don't Give Up” donde rinden pleitesía a los citados en el aspecto instrumental pero con un estribillo de sonido original. Es el tema más happy del disco.
“Stay” posee más potencia sonora que las precedentes, cuenta con un brillante estribillo que recuerda a The Darkness pero sin gallos, pero con demasiados teclados que guarrean la mezcla estropeando el resultado. Gran poderío vocal de Chris.
“My Rose” es una balada con pianos a lo Stratovarius, lenta al principio y acelererada al final de cada parte, lo cual hace que el resultado sea raro y chocante, pero lo que es la melodía la habréis oído mil veces en otros temas. Sigo buscando un disco sin baladas... a ver quien se atreve a saltarse el cliché. Next...
En “Danger Games” suenan más personales pese al sobadísimo titulo y se dejan escuchar, aunque siguen abusando de sintetizadores en detrimento de guitarras. Gran punteo para intentar arreglar el tema.
“Doesn't Feel Like Love” se inicia con los horribles timbales electrónicos que son el presagio del tedio de un tema sin fuerza ni originalidad en el que sólo se salva de nuevo, el solo de Chris.
“In My Arms (Tonight)” suena a una mezcla de The Magnificent con Sonata Arctica bastante más agradable que las anteriores, pero adolece de un estribillo sin chicha.
Cuando ya estamos deseando que acabe el disco pues no tenemos ninguna esperanza de encontrar algo, suenan los teclados de “The One” que pretende tener un poco más de potencia pero son nones de nuevo. Punteo muy bueno, pero no es suficiente.
El final llega con “Fallen Angel” que es, de largo, el mejor tema del disco junto con el primer tema tal vez, cosa que se percibe desde los primeros acordes, con una música más llena, menos teclados y voces más potentes y originales.
Es una suerte que estos dos chavales tengan otros proyectos de los cuales tirar, pues con este “Taste” han fallado y tras varias escuchas buscándole las cosquillas, la única conclusión que se saca es que lo han dejado a medio hacer, por falta de tiempo, medios o dinero y no se han molestado mucho en la selección musical.
Esperemos que si deciden repetir en otra ocasión, se esmeren más y que el “Taste” de su nombre aparezca con más asiduidad que en éste.
No catean porque al menos lo han intentado, si lo escuchas 10 veces se hace tolerable y por que no es fácil grabar un disco entre dos.
Ellos son Christoffer Borg originariamente guitarrista y cantante que también se encarga de voces, bajo y teclas y Felix Borg originalmente batería que se encarga de percusión, bajo y teclas.
Desde luego que “la producción fresca y moderna” que pregona su discográfica en el documento promocional no aparece y si una producción con poco punch, con un bajo que se oye sólo cuando hay pasajes acústicos y una batería de andar por casa grabada con “triggers” (aquí asoma la oreja la rácana producción) de sonido artificial, multitud de sintetizadores del paleolítico que suenan a teclado sin camuflaje alguno y unas voces calcadas a las que suelen emplear “Sonata Arctica” en sus potentes discos y que, aún asi, son brillantes.
Como vemos, es con los instrumentos que tocan pero que no son los suyos con los que patinan, y esto es consecuencia de querer hacerlo todo ellos; no es la primera vez que esto ocurre ni será la última, pues el que mucho abarca poco aprieta, (que se lo digan al desquiciado Lenny Wolf) como no es la primera vez que se confunde ochentero con artificial.
Hay montones de grupos que suenan añejos y su sonido es natural, quizás porque no necesitan de nada más pues parecen lo que son, Taste intenta camuflar sus carencias sonando artificial.
Yendo al turrón, el disco arranca con la intro “Back To The Future” que es como la mayoría de las intros, un trozo de canción sin más, pero que queda guapo cuando se lo cuentas a tus colegas: “hemos grabado un disco con intro”. El título es una declaración de intenciones tipo “bring back the 80´s” que tan en boga está en las carpetas promocionales de este tipo de grupos.
“Our Dreams” rememora a los Europe de Cherokee y reafirma la identidad ochentera con unos timbales electrónicos (de los que se usaban en la música disco de los 80). Chris demuestra que cantar y tocar la guitarra es lo suyo. Buen tema.
Teclados añejos a saco anuncian que “Cry For Love” ha llegado con su letra sinsorga y predecible y unos arreglos que recuerdan horrores a Sonata Arctica a 1/4 de revoluciones. Gana con las escuchas, pero poco más.
Más Europe pero esta vez del estilo de “Halfway to heaven” en “Don't Give Up” donde rinden pleitesía a los citados en el aspecto instrumental pero con un estribillo de sonido original. Es el tema más happy del disco.
“Stay” posee más potencia sonora que las precedentes, cuenta con un brillante estribillo que recuerda a The Darkness pero sin gallos, pero con demasiados teclados que guarrean la mezcla estropeando el resultado. Gran poderío vocal de Chris.
“My Rose” es una balada con pianos a lo Stratovarius, lenta al principio y acelererada al final de cada parte, lo cual hace que el resultado sea raro y chocante, pero lo que es la melodía la habréis oído mil veces en otros temas. Sigo buscando un disco sin baladas... a ver quien se atreve a saltarse el cliché. Next...
En “Danger Games” suenan más personales pese al sobadísimo titulo y se dejan escuchar, aunque siguen abusando de sintetizadores en detrimento de guitarras. Gran punteo para intentar arreglar el tema.
“Doesn't Feel Like Love” se inicia con los horribles timbales electrónicos que son el presagio del tedio de un tema sin fuerza ni originalidad en el que sólo se salva de nuevo, el solo de Chris.
“In My Arms (Tonight)” suena a una mezcla de The Magnificent con Sonata Arctica bastante más agradable que las anteriores, pero adolece de un estribillo sin chicha.
Cuando ya estamos deseando que acabe el disco pues no tenemos ninguna esperanza de encontrar algo, suenan los teclados de “The One” que pretende tener un poco más de potencia pero son nones de nuevo. Punteo muy bueno, pero no es suficiente.
El final llega con “Fallen Angel” que es, de largo, el mejor tema del disco junto con el primer tema tal vez, cosa que se percibe desde los primeros acordes, con una música más llena, menos teclados y voces más potentes y originales.
Es una suerte que estos dos chavales tengan otros proyectos de los cuales tirar, pues con este “Taste” han fallado y tras varias escuchas buscándole las cosquillas, la única conclusión que se saca es que lo han dejado a medio hacer, por falta de tiempo, medios o dinero y no se han molestado mucho en la selección musical.
Esperemos que si deciden repetir en otra ocasión, se esmeren más y que el “Taste” de su nombre aparezca con más asiduidad que en éste.
No catean porque al menos lo han intentado, si lo escuchas 10 veces se hace tolerable y por que no es fácil grabar un disco entre dos.
AUTOR: Óscar L. González “Mendometal”
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