KING KOBRA - II
67/100
DISCOGRÁFICA: FRONTIERS RECORDS
ESTILO: HARD ROCK
PRODUCTORES: DAVID HENZERLING CON CARMINE APPICE Y PAUL SHORTINO
FORMACIÓN
PAUL SHORTINO: CANTANTE
DAVID MICHAEL-PHILIPS: GUITARRA
MICK SWEDA: GUITARRA
JOHNNY ROD: BAJO
CARMINE APPICE: BATERÍA
TRACKLIST
HELL ON WHEELS
KNOCK 'EM DEAD
HAVE A GOOD TIME
THE BALLAD OF JOHNNY ROD
TAKE ME BACK
WHEN THE HAMMER COMES DOWN
RUNNING WILD
THE CRUCH
GOT IT COMIN'
DEEP RIVER
DON'T KEEP ME WAITING
WE GO ROUND
Qué bien canta Paul Shortino (primer pensamiento que le viene a uno a la cabeza, aunque en su cabeza ya estuviese antes de escuchar el nuevo trabajo de King Kobra). Este hombre debe de cantar bien hasta cuando está en el sofá de su casa y los niños (ya seguramente sus nietos) dan guerra y les tiene que pegar una voz para que se estén quietos.
Qué decepción es el segundo pensamiento. Porque el anterior disco, el primero con Shortino y el primero de esta nueva encarnación, fue una gratísima sorpresa, y éste no lo es. Es un buen disco aunque no lo suficiente para lo que podría esperarse de la banda. Y eso que sólo escuchar a Shortino casi es suficiente, pero faltan las canciones. No hay canciones irresistibles, ni demasiado atractivas, ni nada de eso, y al contrario hay mucha estructura estándar, poca chispa, como la sorprendente (por tópica) “Hell on wheels” con la que se abre el disco (tiene un estribillo más típico que un anuncio de Navidad) que se salva por el preestribillo y un puente que destaca porque nos saca del atolladero.
Intento concentrarme en la voz del cantante, y ni así consigo que el disco me atrape, el cual en general es más blues que el anterior, con más elementos de rock & roll, supongo que influencia de la camarilla que han formado dos de los miembros de la banda junto a Javier Vargas y Tim Bogert. No es así en “Knock ‘Em dead”, rock clásico de la vieja escuela, bastante agradable y que cubre el expediente gracias a la machacona guitarra y, como no, al inigualable Paul Shortino.
El single “Have a good time” es resultón y divertido, aquí sí el rock & roll se hace con la canción, al igual que ocurre en “The ballad of Johnny Rod”, que pasa sin pena ni gloria.
Ahora sí, pienso, la baladita “Take me back” es el vehículo ideal para que Paul Shortino se luzca: ésta me va a gustar. Pues tampoco. Está bien, pero nada más. Claro que al lado de la repetitiva “When the hammer comes down” es de lo mejor del disco, además de que le sobra casi un minuto, que está alargada al final.
El oasis aparece con “Running wild”, al estilo de los primeros King Kobra (aunque también estirada excesivamente al final), y con la melódica “The Crunch”.
El vicio de estirar las canciones llega al extremo con los más de siete minutos de “Deep river” en la que Shortino se luce (como en “Got it comin’”) y con los seis de “Don’t keep me waiting”.
Menos mal que al final suena “We go round”, que tiene más chispa.
Con todo esto quiero decir que no es que II sea un mal disco. Está bien interpretado, hay profesionalidad, raíces del rock clásico, pero falta lo esencial: canciones más inspiradas que no se sostengan únicamente en el buen oficio de sus intérpretes.
Qué decepción es el segundo pensamiento. Porque el anterior disco, el primero con Shortino y el primero de esta nueva encarnación, fue una gratísima sorpresa, y éste no lo es. Es un buen disco aunque no lo suficiente para lo que podría esperarse de la banda. Y eso que sólo escuchar a Shortino casi es suficiente, pero faltan las canciones. No hay canciones irresistibles, ni demasiado atractivas, ni nada de eso, y al contrario hay mucha estructura estándar, poca chispa, como la sorprendente (por tópica) “Hell on wheels” con la que se abre el disco (tiene un estribillo más típico que un anuncio de Navidad) que se salva por el preestribillo y un puente que destaca porque nos saca del atolladero.
Intento concentrarme en la voz del cantante, y ni así consigo que el disco me atrape, el cual en general es más blues que el anterior, con más elementos de rock & roll, supongo que influencia de la camarilla que han formado dos de los miembros de la banda junto a Javier Vargas y Tim Bogert. No es así en “Knock ‘Em dead”, rock clásico de la vieja escuela, bastante agradable y que cubre el expediente gracias a la machacona guitarra y, como no, al inigualable Paul Shortino.
El single “Have a good time” es resultón y divertido, aquí sí el rock & roll se hace con la canción, al igual que ocurre en “The ballad of Johnny Rod”, que pasa sin pena ni gloria.
Ahora sí, pienso, la baladita “Take me back” es el vehículo ideal para que Paul Shortino se luzca: ésta me va a gustar. Pues tampoco. Está bien, pero nada más. Claro que al lado de la repetitiva “When the hammer comes down” es de lo mejor del disco, además de que le sobra casi un minuto, que está alargada al final.
El oasis aparece con “Running wild”, al estilo de los primeros King Kobra (aunque también estirada excesivamente al final), y con la melódica “The Crunch”.
El vicio de estirar las canciones llega al extremo con los más de siete minutos de “Deep river” en la que Shortino se luce (como en “Got it comin’”) y con los seis de “Don’t keep me waiting”.
Menos mal que al final suena “We go round”, que tiene más chispa.
Con todo esto quiero decir que no es que II sea un mal disco. Está bien interpretado, hay profesionalidad, raíces del rock clásico, pero falta lo esencial: canciones más inspiradas que no se sostengan únicamente en el buen oficio de sus intérpretes.
AUTOR: Joserra
