Me divertí mucho en el concierto; que Iron Maiden siga en activo es algo necesario para el mundo del Heavy Metal y generalmente son garantía de calidad y espectáculo; luego explicaré el por qué de ese “generalmente”, ya que este concierto tuvo sus luces y sus sombras. Al día siguiente me dolía el cuello y estaba afónico, señal de que me lo pasé bien, pero sé que pudo haber sido mucho mejor.
Se comentaba en los mentideros de internet que este concierto para 4.000 afortunados iba a ser un ensayo para su gira “Maiden England”. Comprobamos que lo segundo era verdad a lo largo del concierto y lo primero vimos que era falso desde el inicio, contemplando como se llenaba el pabellón y continuaba llegando gente, por lo que creo que el aforo se acercaba más bien a 9.000 ó 10.000 personas que a las 4.000 “afortunadas” que pregonaban los promotores. Ni que decir tiene que esto no nos sentó bien, como que el concierto fuese un ensayo con multitud de fallos musicales y del equipo técnico, que está bien que ocurran en el local de ensayo, pero no delante de 10.000 “afortunados” que se han dejado 57 € por serlo.
Cabe destacar el conglomerado generacional que había entre el público, pues lo mismo veías a chavales de menos de 20, como a “señores” de casi 60 que te pedían permiso para pasar ¿?, y que el B.E.C. no está preparado acústicamente para albergar conciertos de estas proporciones. El sonido no fue bueno, notándose altibajos continuos, poco volumen y poca definición, aunque fue mejorando según avanzaba el concierto, que para eso era un ensayo. Unos amigos, que saben bastante de esto, comprobaron que en la parte de atrás del aforo el sonido era mejor, pero no bueno. En el aspecto escénico, poco más se puede pedir: Figuras enormes de diversos Eddies que surgían de la nada en cada canción, un enorme telón de fondo con un Eddie diferente para cada tema, pirotecnia, fuego y un montaje de luces inmejorable. Se nota que se han dejado unos duros en ello, pero los recuperarán con creces.
Puesto por puesto, Harris (que está hecho un chaval) estuvo todo el concierto en su línea, Gers, Murray, y Smith tocaron bastante bien, pero sufrieron los fallos de sus técnicos, Mcbrain empezó fatal y mejoró ligeramente sin llegar al nivel que tuvo en sus mejores tiempos y Dickinson fue de más a menos, aunque con mucha casta y moviéndose casi como antaño.
Los teloneros Voodoo Six calentaron el ambiente con poco volumen y buenas maneras, con un Hard´n´Heavy bastante intenso, pero que pocos contemplaron.
Maiden se hizo de rogar pues los empleados de seguridad tuvieron que desalojar las escaleras de acceso donde se habían apalancado unos cientos para ver mejor el concierto, lo cual retrasó el inicio un cuarto de hora, pasado el cual, saltaron a las tablas los 6 magníficos destripando “Moonchild” con un sonido escaso y una buena caraja. Terriblemente trabados e imprecisos, se comieron la mitad del punteo de Murray y llegué a pensar que la batería la tocaba el roadie de Nicko, aún así, no paramos de cantarla. Uno tras otro fueron cayendo los temas, la mayoría himnos para mi generación; “Can I play with madness”, “Two Minutes to midnight” y “The prisoner”, donde Nicko se ciscó en el legado del difunto Clive Burr. Nunca la ha tocado bien, pero lo que hizo con ella en el B.E.C. no tiene nombre, aunque fue un punto de inflexión para él y el resto de la banda y poco a poco se fueron descarajando, sin alcanzar la perfección exigible a Iron Maiden. A continuación Dickinson echó una charleta en la que se entendió que estaban muy contentos por estar allí y que nosotros debíamos estarlo también por ser “los elegidos” para ver el estreno.
“The trooper” desató la histeria colectiva y un Eddie de 4 metros recorría el escenario amenazándoles con una enorme espada… pero Bruce se estaba quedando sin voz. La exigencia de las siguientes canciones “The number of the beast” y “Phantom of the opera” fue menor y recuperó algo, pero los tonos altos se le atragantaban, alejando el micrófono de su boca cuando no iba a llegar al tono y “Run to the hills” la cantamos nosotros más que él, pero mucho peor. No se puede negar su pundonor y saber estar sobre un escenario, pero deberá mejorar mucho a lo largo de la gira si quiere acabarla. La comercial “Wasted years” fue la siguiente y aunque el sonido mejoraba por momentos, se les olvidó subir a Adrian durante el punteo y se oyó muy poco. Llegados al ecuador del concierto, la sensación entre el público era de satisfacción y parecía estar a gusto, cuando sonó “Seventh son of a seventh son” que fue espectacular, cantada por 10.000 gargantas acompañando a Maiden. En el interludio central, un extraño ser ubicado a la derecha acompañó a la banda con su órgano de tubos y fue, en mi opinión, la que mejor sonó.
Creo que después vino “The Clairvoyant” y estas alturas el sonido había mejorado notablemente, aunque seguía sin ser bueno y Bruce intentaba recuperar el aliento hablando al público entre canciones. Después tocaron “Fear of the dark” que no debería estar en el set list pues es posterior a la gira que pretenden recrear, y que sonó bastante bien, al precio de cepillarse del mencionado set list la insuperable “Hallowed be thy name” despidiendose con el himno “Iron Maiden” que fue coreado por nosotros como si no hubiese mañana.
Después salieron para ejecutar los tres temas extra que componían los “bises” y que fueron “Aces High”, mi favorita “The evil that Men do” y la traca final con “Running Free” por la que no pasa el tiempo, durante la cual, Dickinson presentó a la banda. Se despidieron, tiraron púas, baquetas, parches, muñequeras etc. y Nicko se llevó una Ikurriña de recuerdo… pero las luces no se encendían, y la gente quería más. Tras cinco innecesarios minutos de espera comenzó a sonar la canción habitual de Monty Python “Always look on the bright side of life” y las luces se encendieron, yendo cada mochuelo a su olivo.
Casi hora y tres cuartos de concierto, que deberán mejorar mucho a lo largo de esta maratoniana gira, pues Iron Maiden no puede ni debe fallar de esta forma y en el B.E.C. fallaron de inicio como si fuesen principiantes o no hubiesen ensayado previamente… ¡ah!, que el concierto era el ensayo general, ahora me lo explico. Posiblemente peque de ser demasiado exigente, pero ya les he visto más veces y hace no mucho, por lo que sé que sé lo que se le puede exigir a una super banda como son ellos.
¿Será esta gira el canto del cisne para este super grupo? ¿Se nos está cayendo un mito? Espero que no, y que sigan en activo, pero no a cualquier precio. El tiempo no pasa en balde para nadie. Le han dado al Metal una segunda juventud tras reunirse en 2000 para esta última y fructífera etapa, lo cual es impagable, pero no pueden permitir que se repita lo ocurrido en el B.E.C.
Y que conste que nos lo pasamos bien, pero…
Quiero agradecer a mis exigentes compañeros de festi, Fede, Sabino, Pego, Fito y Kako sus valiosas opiniones post-concierto que me han ayudado mucho a escribir esta crónica.
Se comentaba en los mentideros de internet que este concierto para 4.000 afortunados iba a ser un ensayo para su gira “Maiden England”. Comprobamos que lo segundo era verdad a lo largo del concierto y lo primero vimos que era falso desde el inicio, contemplando como se llenaba el pabellón y continuaba llegando gente, por lo que creo que el aforo se acercaba más bien a 9.000 ó 10.000 personas que a las 4.000 “afortunadas” que pregonaban los promotores. Ni que decir tiene que esto no nos sentó bien, como que el concierto fuese un ensayo con multitud de fallos musicales y del equipo técnico, que está bien que ocurran en el local de ensayo, pero no delante de 10.000 “afortunados” que se han dejado 57 € por serlo.
Cabe destacar el conglomerado generacional que había entre el público, pues lo mismo veías a chavales de menos de 20, como a “señores” de casi 60 que te pedían permiso para pasar ¿?, y que el B.E.C. no está preparado acústicamente para albergar conciertos de estas proporciones. El sonido no fue bueno, notándose altibajos continuos, poco volumen y poca definición, aunque fue mejorando según avanzaba el concierto, que para eso era un ensayo. Unos amigos, que saben bastante de esto, comprobaron que en la parte de atrás del aforo el sonido era mejor, pero no bueno. En el aspecto escénico, poco más se puede pedir: Figuras enormes de diversos Eddies que surgían de la nada en cada canción, un enorme telón de fondo con un Eddie diferente para cada tema, pirotecnia, fuego y un montaje de luces inmejorable. Se nota que se han dejado unos duros en ello, pero los recuperarán con creces.
Puesto por puesto, Harris (que está hecho un chaval) estuvo todo el concierto en su línea, Gers, Murray, y Smith tocaron bastante bien, pero sufrieron los fallos de sus técnicos, Mcbrain empezó fatal y mejoró ligeramente sin llegar al nivel que tuvo en sus mejores tiempos y Dickinson fue de más a menos, aunque con mucha casta y moviéndose casi como antaño.
Los teloneros Voodoo Six calentaron el ambiente con poco volumen y buenas maneras, con un Hard´n´Heavy bastante intenso, pero que pocos contemplaron.
Maiden se hizo de rogar pues los empleados de seguridad tuvieron que desalojar las escaleras de acceso donde se habían apalancado unos cientos para ver mejor el concierto, lo cual retrasó el inicio un cuarto de hora, pasado el cual, saltaron a las tablas los 6 magníficos destripando “Moonchild” con un sonido escaso y una buena caraja. Terriblemente trabados e imprecisos, se comieron la mitad del punteo de Murray y llegué a pensar que la batería la tocaba el roadie de Nicko, aún así, no paramos de cantarla. Uno tras otro fueron cayendo los temas, la mayoría himnos para mi generación; “Can I play with madness”, “Two Minutes to midnight” y “The prisoner”, donde Nicko se ciscó en el legado del difunto Clive Burr. Nunca la ha tocado bien, pero lo que hizo con ella en el B.E.C. no tiene nombre, aunque fue un punto de inflexión para él y el resto de la banda y poco a poco se fueron descarajando, sin alcanzar la perfección exigible a Iron Maiden. A continuación Dickinson echó una charleta en la que se entendió que estaban muy contentos por estar allí y que nosotros debíamos estarlo también por ser “los elegidos” para ver el estreno.
“The trooper” desató la histeria colectiva y un Eddie de 4 metros recorría el escenario amenazándoles con una enorme espada… pero Bruce se estaba quedando sin voz. La exigencia de las siguientes canciones “The number of the beast” y “Phantom of the opera” fue menor y recuperó algo, pero los tonos altos se le atragantaban, alejando el micrófono de su boca cuando no iba a llegar al tono y “Run to the hills” la cantamos nosotros más que él, pero mucho peor. No se puede negar su pundonor y saber estar sobre un escenario, pero deberá mejorar mucho a lo largo de la gira si quiere acabarla. La comercial “Wasted years” fue la siguiente y aunque el sonido mejoraba por momentos, se les olvidó subir a Adrian durante el punteo y se oyó muy poco. Llegados al ecuador del concierto, la sensación entre el público era de satisfacción y parecía estar a gusto, cuando sonó “Seventh son of a seventh son” que fue espectacular, cantada por 10.000 gargantas acompañando a Maiden. En el interludio central, un extraño ser ubicado a la derecha acompañó a la banda con su órgano de tubos y fue, en mi opinión, la que mejor sonó.
Creo que después vino “The Clairvoyant” y estas alturas el sonido había mejorado notablemente, aunque seguía sin ser bueno y Bruce intentaba recuperar el aliento hablando al público entre canciones. Después tocaron “Fear of the dark” que no debería estar en el set list pues es posterior a la gira que pretenden recrear, y que sonó bastante bien, al precio de cepillarse del mencionado set list la insuperable “Hallowed be thy name” despidiendose con el himno “Iron Maiden” que fue coreado por nosotros como si no hubiese mañana.
Después salieron para ejecutar los tres temas extra que componían los “bises” y que fueron “Aces High”, mi favorita “The evil that Men do” y la traca final con “Running Free” por la que no pasa el tiempo, durante la cual, Dickinson presentó a la banda. Se despidieron, tiraron púas, baquetas, parches, muñequeras etc. y Nicko se llevó una Ikurriña de recuerdo… pero las luces no se encendían, y la gente quería más. Tras cinco innecesarios minutos de espera comenzó a sonar la canción habitual de Monty Python “Always look on the bright side of life” y las luces se encendieron, yendo cada mochuelo a su olivo.
Casi hora y tres cuartos de concierto, que deberán mejorar mucho a lo largo de esta maratoniana gira, pues Iron Maiden no puede ni debe fallar de esta forma y en el B.E.C. fallaron de inicio como si fuesen principiantes o no hubiesen ensayado previamente… ¡ah!, que el concierto era el ensayo general, ahora me lo explico. Posiblemente peque de ser demasiado exigente, pero ya les he visto más veces y hace no mucho, por lo que sé que sé lo que se le puede exigir a una super banda como son ellos.
¿Será esta gira el canto del cisne para este super grupo? ¿Se nos está cayendo un mito? Espero que no, y que sigan en activo, pero no a cualquier precio. El tiempo no pasa en balde para nadie. Le han dado al Metal una segunda juventud tras reunirse en 2000 para esta última y fructífera etapa, lo cual es impagable, pero no pueden permitir que se repita lo ocurrido en el B.E.C.
Y que conste que nos lo pasamos bien, pero…
Quiero agradecer a mis exigentes compañeros de festi, Fede, Sabino, Pego, Fito y Kako sus valiosas opiniones post-concierto que me han ayudado mucho a escribir esta crónica.
CRÓNICA: Óscar L. González (Mendo)
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