W.A.S.P. - BABYLON
82/100
DISCOGRÁFICA: DEMOLITION RECORDS / AVISPA
ESTILO: HEAVY METAL
PRODUCTOR: BLACKIE LAWLESS
FORMACIÓN
VOZ SOLISTA Y GUITARRAS: BLACKIE LAWLESS
GUITARRAS: DOUG BLAIR
BAJO: MIKE DUDA
BATERÍA: MIKE DUPKE
TRACKLIST
1. Crazy
2. Live To Die Another Day
3. Babylon’s Burning
4. Burn
5. Into The Fire
6. Thunder Red
7. Seas Of Fire
8. Godless Run
9. Promised Land
He aquí lo último del prolífico Sr. Lawless que sigue sin faltar a su cita casi bienal en el mercado discográfico. Y teniendo en cuenta que es ya el 8º disco en estudio de WASP tras su reunión de 1997 (14º de su discografía), bien se merece un especial reconocimiento.
Como se suele decir, la experiencia es un grado, y en Blackie, sobra. Tras varios intentos fallidos con discos mediocres o poco destacables y un buen disco como fue su anterior “Dominator” (2007), parece ser que la banda está en racha. Así lo certifica lo que nos ocupa.
“Babylon” se abre con “Crazy”, un gran tema al más puro estilo WASP con muy buena base instrumental y potente solo. La voz de Blackie se nota muy afinada y cuidada, siempre presentando esos matices que le dan personalidad como valor añadido.
La pesimista “Live To Die Another Day” mantiene el nivel de fuerza y melodía de “Crazy”. El remate de este gran comienzo es la historia contada en forma de “Babylon’s Burning” con el típico trasfondo épico. Una de las perlas del álbum pues a pesar de tener un estribillo que no acaba de llenarme, está repleta de elementos de 1ª división como son la técnica de pegada del nuevo fichaje para los tambores, Mike Dupke. Además de la omnipresente línea de bajo de M. Duda que da cuerpo a la canción y por supuesto la mejora en líneas generales de los solos de guitarra a cargo de Doug Blair con repecto a otros discos de la banda. “Babylon’s Burning” podría resumir perfectamente las mejoras en la música de los actuales WASP.
Que un álbum de 9 temas cuente con 2 versiones quizá, a priori, pueda parecer no muy adecuado pero en esta ocasión las dos sorpresas que nos da Blackie, refuerzan aún más si cabe a “Babylon”. Aunque, sin duda alguna, esta maniobra hubiese jugado en su contra si no presentase tan buenos temas propios.
La archiversioneada “Burn” (1974) de los Purple se sitúa en el ecuador del disco y la verdad es que se hace muy agradable contar con este clásico con la voz de Blackie pues el resto es tan fiel al original como bien interpretado.
El feeling y el saber hacer con que Lawless creaba sus medios tiempos de ritmo in crescendo en la era de “the headless children” (1989) o “the crimsol idol” (1992) se puede decir que se recupera en “Into The Fire” y “Godless Run”. La primera conforma una de las mejores canciones del disco que te hacen recuperar la fe en el grupo. Se puede apreciar la incorporación del sonido hammond en varios compases del tema y el trabajo del trío Blair-Duda-Dupke ayudan a que el cómputo final sea de 10. La segunda, es toda una interpretación de madurez de un músico con todo un bagaje musical a la espalda como es el caso de Lawless.
“Thunder Red” y “Seas Of Fire” son los típicos temas que rellenan un disco y que, en muchas ocasiones, si no tienen una calidad media notable, pueden hundir el álbum entero. Eso ha pasado en algún disco de la banda, pero no aquí. Se trata de canciones con un claro flash back de los primeros WASP que, el buen hacer de la producción ayudan a valorarlos mejor.
La segunda de las versiones cierra el disco y sorprende más que “burn” puesto que, aunque pueda desubicar al oyente por su marcada estela rock’n rolera de los 60 y 70, evidencia las raíces musicales de su autor. “Promised Land” (1959) es un clásico de Chuck Berry. El resultado es notable con una mayor aceleración respecto al original como es obvio, más similar a la que popularizó Elvis Presley, y opino que es una digna despedida a un álbum que mantiene viva la mecha de una banda que parecía olvidada para muchos.
Blackie Lawless y sus WASP no tienen que demostrar nada a nadie aunque sí que lo que deben hacer es dar forma a esa mecha de la forma más digna posible. Así muestran sus últimos dos discos, y “Babylon” con un mejor resultado. Aunque se le dio bien en “Kill, Fuck, Die” (1997), la experimentación es para otros y eso parece haberse asimilado.
Autor: Gonzalorock
Como se suele decir, la experiencia es un grado, y en Blackie, sobra. Tras varios intentos fallidos con discos mediocres o poco destacables y un buen disco como fue su anterior “Dominator” (2007), parece ser que la banda está en racha. Así lo certifica lo que nos ocupa.
“Babylon” se abre con “Crazy”, un gran tema al más puro estilo WASP con muy buena base instrumental y potente solo. La voz de Blackie se nota muy afinada y cuidada, siempre presentando esos matices que le dan personalidad como valor añadido.
La pesimista “Live To Die Another Day” mantiene el nivel de fuerza y melodía de “Crazy”. El remate de este gran comienzo es la historia contada en forma de “Babylon’s Burning” con el típico trasfondo épico. Una de las perlas del álbum pues a pesar de tener un estribillo que no acaba de llenarme, está repleta de elementos de 1ª división como son la técnica de pegada del nuevo fichaje para los tambores, Mike Dupke. Además de la omnipresente línea de bajo de M. Duda que da cuerpo a la canción y por supuesto la mejora en líneas generales de los solos de guitarra a cargo de Doug Blair con repecto a otros discos de la banda. “Babylon’s Burning” podría resumir perfectamente las mejoras en la música de los actuales WASP.
Que un álbum de 9 temas cuente con 2 versiones quizá, a priori, pueda parecer no muy adecuado pero en esta ocasión las dos sorpresas que nos da Blackie, refuerzan aún más si cabe a “Babylon”. Aunque, sin duda alguna, esta maniobra hubiese jugado en su contra si no presentase tan buenos temas propios.
La archiversioneada “Burn” (1974) de los Purple se sitúa en el ecuador del disco y la verdad es que se hace muy agradable contar con este clásico con la voz de Blackie pues el resto es tan fiel al original como bien interpretado.
El feeling y el saber hacer con que Lawless creaba sus medios tiempos de ritmo in crescendo en la era de “the headless children” (1989) o “the crimsol idol” (1992) se puede decir que se recupera en “Into The Fire” y “Godless Run”. La primera conforma una de las mejores canciones del disco que te hacen recuperar la fe en el grupo. Se puede apreciar la incorporación del sonido hammond en varios compases del tema y el trabajo del trío Blair-Duda-Dupke ayudan a que el cómputo final sea de 10. La segunda, es toda una interpretación de madurez de un músico con todo un bagaje musical a la espalda como es el caso de Lawless.
“Thunder Red” y “Seas Of Fire” son los típicos temas que rellenan un disco y que, en muchas ocasiones, si no tienen una calidad media notable, pueden hundir el álbum entero. Eso ha pasado en algún disco de la banda, pero no aquí. Se trata de canciones con un claro flash back de los primeros WASP que, el buen hacer de la producción ayudan a valorarlos mejor.
La segunda de las versiones cierra el disco y sorprende más que “burn” puesto que, aunque pueda desubicar al oyente por su marcada estela rock’n rolera de los 60 y 70, evidencia las raíces musicales de su autor. “Promised Land” (1959) es un clásico de Chuck Berry. El resultado es notable con una mayor aceleración respecto al original como es obvio, más similar a la que popularizó Elvis Presley, y opino que es una digna despedida a un álbum que mantiene viva la mecha de una banda que parecía olvidada para muchos.
Blackie Lawless y sus WASP no tienen que demostrar nada a nadie aunque sí que lo que deben hacer es dar forma a esa mecha de la forma más digna posible. Así muestran sus últimos dos discos, y “Babylon” con un mejor resultado. Aunque se le dio bien en “Kill, Fuck, Die” (1997), la experimentación es para otros y eso parece haberse asimilado.
Autor: Gonzalorock
