SCORPIONS – STING IN THE TAIL
80/100
GÉNERO: HARD ROCK
DISCOGRÁFICA: SONY/BMG
PRODUCTOR: MIKAEL NORD ANDERSSON & MARTIN HANSEN
COMPONENTES
VOZ: KLAUS MEINE
GUITARRA: RUDOLF SCHENKER
GUITARRA: MATTHIAS JABS
BATERÍA: JAMES KOTTAK
BAJO: PAWEL MACIWODA
TRACKLIST
RAISED ON ROCK
STING IN THE TAIL
SLAVE ME
THE GOOD DIE YOUNG
NO LIMIT
ROCKZONE
LORELEI
TURN YOU ON
LET'S ROCK
SLY
SPIRIT OF ROCK
THE BEST IS YET TO COME
Causa verdadera emoción pensar que lo que tenemos aquí es lo último que publicarán Scorpions después de tantos años. Es inevitable pensar que con ellos se marcha un símbolo de toda una generación, una forma de hacer rock que, nos guste o no, ya ha pasado y que aún palpita gracias a ellos y a pocos más.
Tampoco se puede evitar pensar que con ellos se llevan parte de nuestra propia historia, nuestra juventud, nuestros recuerdos y experiencias, en una suerte de realimentación musical y emocional.
Estos alemanes siempre han destacado por su rock accesible para aquellos poco dados a recibir decibelios en cantidad y alérgicos a las guitarras eléctricas, con baladas inmortales y ritmos contagiosos y pegadizos. Aquello que podríamos calificar como rock comercial ha tenido en Scorpions a uno de sus máximos exponentes, algo que siempre han agradecido nuestras madres.
Para su despedida han preparado un álbum que no hace más que repetir lo que mejor han sabido hacer a lo largo de su extensa carrera: rock pegadizo, comercial, de fácil asimilación y baladas hermosas. Consiguen estar a la altura de su magnífica carrera y dejarla, como ellos ha declarado, en lo más alto, aunque ello nos deje la incómoda sensación de que nos podrían haber ofrecido otro par de discos buenos con los que poder seguir disfrutando. Y eso lo consiguen explotando una de sus mayores virtudes, que no es otra que la de lograr no repetirse sin salirse de sus esquemas compositivos. El resultado es un trabajo más convencional que el extraordinario Humanity. Hour 1 aunque, en mi opinión, menos atractivo y excitante. Lo que en aquel era riesgo, aquí es tradición; lo que en aquel era modernidad aquí es clasicismo. El resultado es, posiblemente, lo más adecuado para un disco de despedida: un disco de Scorpions clásico 100%.
Si alguien es capaz de resistirse a la venenosa “Raised on rock” con la que se abre el disco que no lo diga, porque lo tomarán por loco. Sin complicaciones pero con total eficacia. Lo mismo podemos decir de “Sting in the tail”, más cañera y rockanrolera, aunque nada original. Algo más modernilla suena “Slave me” cuyo estribillo como el canto de unos esclavos machaca el cráneo de cualquiera. “The good die young” es un medio tiempo en el que Klaus Meine se luce, como siempre. Y entonces llega uno de los platos fuertes del disco: “No limit” es directamente una de las mejores canciones de Sting in the tail; no le falta potencia, ni guitarras vibrantes ni un ritmo trepidante que empuja al oyente hasta un estribillo excitante. Para completar esta parte tan rockera llega “Rockzone”, sin sorpresas, aunque igualmente pegajosa. La que falta para completar la terna es otra de mis favoritas, “Turn you on”, por su acertado estribillo y perfecta ejecución.
“Lorelai” es una de las especialidades de la casa. Puede subir al podio donde están “Still loving you”, o “When the smoke is going down”. Lo mismo que “Sly”, que no se queda atrás, muy trabajada en su composición y en la que Meine hace un alarde de naturaleza sobrehumana al cantar como lo hace. Ningún cantante, salvo probablemente Glenn Hughes al que saca tres años, ha llegado a esta edad en condiciones tan sorprendentes. Dos piezas que están al final del disco y que dejan testimonio de la capacidad compositiva de sus autores.
“The spirit of rock” es bastante normalita, de lo más flojito del álbum. Y para finalizar “The best is yet to come”, otra baladita que es una bonita despedida de la banda. Al final de la canción sólo suenan las voces repitiendo que "lo mejor está por venir", y después, un silencio simbólico.
En mi opinión no es un disco mejor que Humanity. Hour 1, puede que su mejor disco de los últimos años y uno de mis favoritos en su discografía.
El último picotazo de estos clásicos es un disco lleno de Scorpions, de lo que han sido siempre y una acertada y posiblemente sabia despedida en un momento en el que aún brillan sin necesidad de recurrir a la nostalgia. Se merecen una despedida tan digna como ésta.
Tampoco se puede evitar pensar que con ellos se llevan parte de nuestra propia historia, nuestra juventud, nuestros recuerdos y experiencias, en una suerte de realimentación musical y emocional.
Estos alemanes siempre han destacado por su rock accesible para aquellos poco dados a recibir decibelios en cantidad y alérgicos a las guitarras eléctricas, con baladas inmortales y ritmos contagiosos y pegadizos. Aquello que podríamos calificar como rock comercial ha tenido en Scorpions a uno de sus máximos exponentes, algo que siempre han agradecido nuestras madres.
Para su despedida han preparado un álbum que no hace más que repetir lo que mejor han sabido hacer a lo largo de su extensa carrera: rock pegadizo, comercial, de fácil asimilación y baladas hermosas. Consiguen estar a la altura de su magnífica carrera y dejarla, como ellos ha declarado, en lo más alto, aunque ello nos deje la incómoda sensación de que nos podrían haber ofrecido otro par de discos buenos con los que poder seguir disfrutando. Y eso lo consiguen explotando una de sus mayores virtudes, que no es otra que la de lograr no repetirse sin salirse de sus esquemas compositivos. El resultado es un trabajo más convencional que el extraordinario Humanity. Hour 1 aunque, en mi opinión, menos atractivo y excitante. Lo que en aquel era riesgo, aquí es tradición; lo que en aquel era modernidad aquí es clasicismo. El resultado es, posiblemente, lo más adecuado para un disco de despedida: un disco de Scorpions clásico 100%.
Si alguien es capaz de resistirse a la venenosa “Raised on rock” con la que se abre el disco que no lo diga, porque lo tomarán por loco. Sin complicaciones pero con total eficacia. Lo mismo podemos decir de “Sting in the tail”, más cañera y rockanrolera, aunque nada original. Algo más modernilla suena “Slave me” cuyo estribillo como el canto de unos esclavos machaca el cráneo de cualquiera. “The good die young” es un medio tiempo en el que Klaus Meine se luce, como siempre. Y entonces llega uno de los platos fuertes del disco: “No limit” es directamente una de las mejores canciones de Sting in the tail; no le falta potencia, ni guitarras vibrantes ni un ritmo trepidante que empuja al oyente hasta un estribillo excitante. Para completar esta parte tan rockera llega “Rockzone”, sin sorpresas, aunque igualmente pegajosa. La que falta para completar la terna es otra de mis favoritas, “Turn you on”, por su acertado estribillo y perfecta ejecución.
“Lorelai” es una de las especialidades de la casa. Puede subir al podio donde están “Still loving you”, o “When the smoke is going down”. Lo mismo que “Sly”, que no se queda atrás, muy trabajada en su composición y en la que Meine hace un alarde de naturaleza sobrehumana al cantar como lo hace. Ningún cantante, salvo probablemente Glenn Hughes al que saca tres años, ha llegado a esta edad en condiciones tan sorprendentes. Dos piezas que están al final del disco y que dejan testimonio de la capacidad compositiva de sus autores.
“The spirit of rock” es bastante normalita, de lo más flojito del álbum. Y para finalizar “The best is yet to come”, otra baladita que es una bonita despedida de la banda. Al final de la canción sólo suenan las voces repitiendo que "lo mejor está por venir", y después, un silencio simbólico.
En mi opinión no es un disco mejor que Humanity. Hour 1, puede que su mejor disco de los últimos años y uno de mis favoritos en su discografía.
El último picotazo de estos clásicos es un disco lleno de Scorpions, de lo que han sido siempre y una acertada y posiblemente sabia despedida en un momento en el que aún brillan sin necesidad de recurrir a la nostalgia. Se merecen una despedida tan digna como ésta.
Autor: Joserra
