Tras no poder asistir al concierto de Dry River en la We Rock de Madrid tenía una espinita clavada. Unos tipos de Castellón tocando en mi ciudad natal y yo viviendo en la ciudad natal de la banda. Sé a ciencia cierta que triunfaron y mis compañeros salieron completamente alucinados. Tras decirles que los vería en Castellón algunos pensaron en venir pero sobre todo me dijeron textualmente “no te los pierdas porque ya verás que buenos son”…
Sábado por la tarde del 18 de abril de 2015, en pleno centro de Castellón (Plaza de las Aulas), al aire libre, un tiempo perfecto. Son las 18:00 h. de la tarde y el ambiente es tranquilo, terracitas con gente tomando su cervecita (yo incluido) y un escenario preparado para que comiencen Bola Negra. No había mucha gente pero minuto a minuto la cosa iba moviéndose. El concierto comienza con algo de retraso pero el sonido es bueno y el estilo de rock clásico es muy ameno para el buen trío que amenizaba la ansiada espera de los Dry River.
Dicha espera no se hizo larga gracias a las divertidas actuaciones de uno de los cómicos (también letrista y demás…) de la banda, con el papel de camarero que iba repartiendo por el escenario el folio con el menú de la noche (el set list). Sólo ver preparado el escenario con varios teclados, saxo, batería, bajo, guitarras, etc…, daba una idea de los que nos esperaba: algo grande.
Ya los ví en directo hace muchos años, cuando realizaban versiones de buenos grupos rockeros, pero esto era diferente, venían a presentar su nuevo e impecable álbum “Quien tenga algo que decir… Que calle para siempre” y rememorar su ópera prima “El circo de la tierra”.
El comienzo fue sencillamente espectacular con los teclados de la intro de “Traspasa mi piel” fundida con “Bajo control”, con un sonido impoluto que envidiaría a cualquier disco de AOR actual grabado en estudio. Tras la primera sorpresa y una vez que los pelos de punta habían vuelto a su sitio sólo había que dejarse llevar por las buenas melodías de los temas que nos regalaron y disfrutar del virtuosismo de cada uno de los miembros, a saber: Carlos Álvarez a los teclados y guitarra, Pedro Corral a la batería, Martí Bellmunt a los teclados y saxos, Matías Orero a la guitarra (espectacular como todos), y David Mascaró al bajo, todos ellos acompañando en los coros al sorprendente Ángel Belinchón, no por su gracia en el escenario (que también) sino por su poderío vocal, con un comienzo impecable que perduró durante todo el recital y que aún me pregunto cómo aguantó de manera notable hasta el final de la cita donde entre medias no escatimó en regalarnos varios gritos, alguno de más de 20 segundos si no me equivoco (está en forma o eso parece).
El ambiente iba creciendo y sólo cabía disfrutar del gran concierto que nos tenían montado los castellonenses y es que había momentos para todo. La emoción a cargo de temas como “Frascos Vacíos” donde Ángel nos recordaba, con emoción, la temática de la canción: el Alzheimer; y donde yo observaba que en alguna terraza, personas mayores atentos al concierto, afirmaban las palabras de Ángel: un problema que a todos, de manera recta o colateral, nos afecta.
Los momentos más bailables y pegadizos donde los saltos de la gente (la plaza ya estaba llena y a la foto me remito, que aún era de día y acabaron pasadas las 21:00 h.) animaban a la banda, estaban en canciones como “Pequeño animal” e “Irresistible”. Tampoco faltaron temas como “Oda al líder” (también muy animada por el espectáculo inherente que crearon los actores), “Caída libre”, “¿Cuánto vales tú?" (también muy animada y seguida por la gente), “El lado bueno de las cosas malas” o una parte de “Rosas y gaviotas”, entre muchas otras…
El final, como no podía ser de otra manera, estaba reservado para “Traspasa mi piel”, que para mí es un tema que representa un tributo a la música con sus infinitos cambios de ritmo y de estilo para una misma melodía y que fue respaldada por los fans hasta la última nota.
Ambientazo en la plaza con personas de todas las edades. Algunos fueron con conocimiento de causa pero muchos se quedaron por el simple hecho de que pasaban por allí y les gustaba el espectáculo que estaban viendo: diversión, teatro musical, calidad, virtuosismo, buenas melodías y lo que os podáis imaginar. Se me pasan muchas cosas y lo siento de veras, pero la próxima vez, venir a verlos y os llevaréis vuestra propia crónica a casa, la cual será mucho más extensa y placentera que esta.
Sábado por la tarde del 18 de abril de 2015, en pleno centro de Castellón (Plaza de las Aulas), al aire libre, un tiempo perfecto. Son las 18:00 h. de la tarde y el ambiente es tranquilo, terracitas con gente tomando su cervecita (yo incluido) y un escenario preparado para que comiencen Bola Negra. No había mucha gente pero minuto a minuto la cosa iba moviéndose. El concierto comienza con algo de retraso pero el sonido es bueno y el estilo de rock clásico es muy ameno para el buen trío que amenizaba la ansiada espera de los Dry River.
Dicha espera no se hizo larga gracias a las divertidas actuaciones de uno de los cómicos (también letrista y demás…) de la banda, con el papel de camarero que iba repartiendo por el escenario el folio con el menú de la noche (el set list). Sólo ver preparado el escenario con varios teclados, saxo, batería, bajo, guitarras, etc…, daba una idea de los que nos esperaba: algo grande.
Ya los ví en directo hace muchos años, cuando realizaban versiones de buenos grupos rockeros, pero esto era diferente, venían a presentar su nuevo e impecable álbum “Quien tenga algo que decir… Que calle para siempre” y rememorar su ópera prima “El circo de la tierra”.
El comienzo fue sencillamente espectacular con los teclados de la intro de “Traspasa mi piel” fundida con “Bajo control”, con un sonido impoluto que envidiaría a cualquier disco de AOR actual grabado en estudio. Tras la primera sorpresa y una vez que los pelos de punta habían vuelto a su sitio sólo había que dejarse llevar por las buenas melodías de los temas que nos regalaron y disfrutar del virtuosismo de cada uno de los miembros, a saber: Carlos Álvarez a los teclados y guitarra, Pedro Corral a la batería, Martí Bellmunt a los teclados y saxos, Matías Orero a la guitarra (espectacular como todos), y David Mascaró al bajo, todos ellos acompañando en los coros al sorprendente Ángel Belinchón, no por su gracia en el escenario (que también) sino por su poderío vocal, con un comienzo impecable que perduró durante todo el recital y que aún me pregunto cómo aguantó de manera notable hasta el final de la cita donde entre medias no escatimó en regalarnos varios gritos, alguno de más de 20 segundos si no me equivoco (está en forma o eso parece).
El ambiente iba creciendo y sólo cabía disfrutar del gran concierto que nos tenían montado los castellonenses y es que había momentos para todo. La emoción a cargo de temas como “Frascos Vacíos” donde Ángel nos recordaba, con emoción, la temática de la canción: el Alzheimer; y donde yo observaba que en alguna terraza, personas mayores atentos al concierto, afirmaban las palabras de Ángel: un problema que a todos, de manera recta o colateral, nos afecta.
Los momentos más bailables y pegadizos donde los saltos de la gente (la plaza ya estaba llena y a la foto me remito, que aún era de día y acabaron pasadas las 21:00 h.) animaban a la banda, estaban en canciones como “Pequeño animal” e “Irresistible”. Tampoco faltaron temas como “Oda al líder” (también muy animada por el espectáculo inherente que crearon los actores), “Caída libre”, “¿Cuánto vales tú?" (también muy animada y seguida por la gente), “El lado bueno de las cosas malas” o una parte de “Rosas y gaviotas”, entre muchas otras…
El final, como no podía ser de otra manera, estaba reservado para “Traspasa mi piel”, que para mí es un tema que representa un tributo a la música con sus infinitos cambios de ritmo y de estilo para una misma melodía y que fue respaldada por los fans hasta la última nota.
Ambientazo en la plaza con personas de todas las edades. Algunos fueron con conocimiento de causa pero muchos se quedaron por el simple hecho de que pasaban por allí y les gustaba el espectáculo que estaban viendo: diversión, teatro musical, calidad, virtuosismo, buenas melodías y lo que os podáis imaginar. Se me pasan muchas cosas y lo siento de veras, pero la próxima vez, venir a verlos y os llevaréis vuestra propia crónica a casa, la cual será mucho más extensa y placentera que esta.
Crónica y Fotos: Juanan (Lord Ford Sammet)
