PLAYER - TOO MANY REASONS
75/100
Discográfica: Frontiers Records
Estilo: Melodic Rock
Productor: Player
Formación:
Peter Beckett: Voz, Guitarras, Teclados
Ronn Moss: Bajo, Voz en **
Rob Math, Michael Hakes: Guitarras
Michael Parnell: Teclados, Bajo, Batería
Steve Plunkett: Batería
Track List:
01. Man On Fire
02. Precious
03. I Will
04. Tell Me
05. The Sins Of Yesterday
06. My Addiction**
07. Too Many Reasons
08. To The Extreme
09. The Words You Say
10. Life In Color
11. A Part Of Me
12. Kites**
13. Nothin' Like You
14. Baby Come Back
La primera vez que ví la portada de este disco, pensé “vaya grima que dan estos dos”, pero ironías del destino, ahora me toca escribir la crítica del disco de estos dos veteranos adictos al botox y al Grecian 2000.
Después de investigar un poco, pues desconocía a Player como grupo, he descubierto que tienen su historia dentro del mundo de la música, aunque en este caso ya sólo queden dos miembros originales de la banda que debutara a finales de los '70, Peter Beckett (compositor, voz solista y guitarra) y Ron Moss (bajo y voces) encargándose el resto de instrumentos a músicos de estudio y en algunas canciones a máquinas programadas.
El disco nos presenta un estilo de rock acústico que en ocasiones roza el West Coast, y el Pop, excesivamente suave y carente de malicia, con una producción y unos arreglos que rezuman un tufillo setentero que puede considerarse apropiado para esta música y para el estilo original de Player.
El disco comienza con una pieza titulada “Man On Fire” que musicalmente está absolutamente desconectada del resto del disco, grabada con percusión cibernética cutre y programada por algún teclista. La canción en si es muy agradable y bastante más rockera que el resto de temas, pese a los falsetes de Beckett y al sonido de guitarras con demasiados efectos... pero es que esa caja de ritmos se me hace insoportable.
Seguimos con “Precious” también con protagonismo de una batería falsa programada por un mico y un piano omnipresente en los comienzos, pero de contenido melodioso, y semibaladístico. Es un tema muy relajado que contiene un solo de guitarra y unos arreglos de bajo muy meritorios.
“I Will” se anuncia con notable parecido al “faith” de George Michael en la guitarra y las voces, con algo más de garra y otra batería cibernética, en este caso artificial y chusca a más no poder, la cual desluce el resultado final en este bonito tema acústico.
Con “Tell Me”, la propuesta se mantiene en unos tonos semiacústicos si bien ahora ya hay una batería de verdad mezclada con la otra y unos muy aparentes coros. Seguimos esperando la potencia que no llega.
No hay forma de librarse de la balada de turno, y la primera (hay más) “Sins Of Yesterday” tira de teclados almibarados y guitarras con chorus que recuerdan en demasía a la canción “Everytime you go away” en versión Paul Young. Aún así, las he soportado peores y ésta tiene un pase. A alguno de vosotros os gustará a rabiar.
En “My Addiction” suenan descaradamente a unos Waterboys mezclados con los últimos Moody blues a ritmo de guitarras acústicas con el omnipresente chorus y unos coros espectaculares en el no menos impactante y optimista estribillo. Brillante.
Más acústicas para iniciar “Too Many Reasons” que de inicio recuerda al “Stronger now” de Warrant con más chicha, pese al disfraz de balada que le han puesto. Muy agradable.
“To The Extreme” no hace honor a su nombre y sigue con la tónica de suavidad acústica ante todo, haciéndose adictiva con las escuchas por los potentes coros que recuerdan a unos pretéritos y pletóricos Asia.
“The Words You Said” es otra balada de ritmo alegre que puede sonar a The police, John Waite, o a Lou Gramm en su primer disco en solitario dependiendo del matiz en el que pongamos el tímpano. Cuidadísimas y efectivas voces de nuevo.
“Life In Color” es más de lo mismo en cuanto a calidad, pero con un pelín más de potencia y velocidad. El estribillo es un himno en toda regla y el pie se empieza a mover al ritmo por primera vez. Temazo.
Un sintetizador añejo de aire “seventies” anuncia otra balada titulada “Part Of Me” que muestra a un Beckett templando la voz con maestría, pese a que la originalidad brille por su ausencia.
“Kites” contiene aires del extremo oriente en su inicio y me vuelven a sonar a Moody Blues del “Long distance voyager” por los teclados, los arreglos viejunos y las omnipresentes guitarras acústicas. Suave, suave, suave...
“Nothing Like You” retoma la batería de mentira y es un tema pop sin miramientos ni excusas que puede sonar a los Beach boys con algo más de energia.
...y terminamos con una versión de su aclamado éxito de su primera época “Baby Come Back” que ha perdido el tonillo “Bee Gees” sonando mucho más moderna que la original merced al avance tecnológico pero no superando a ésta en sabor.
Resumiendo: que el disco es notable, rozando la brillantez en muchas fases de su escucha si obviamos lo comentado sobre las baterías programadas (reconozco que esto es una tara que es cosa mía) y que el rock solo aparece en un par de temas, abundando los temas acústicos con voces brillantísimas.
La mayoría de temas se tornan pegadizos a la tercera escucha, por esa falta de malicia y exceso de amabilidad musical que creo que es lo que buscan.
En cualquier caso, aquí si es aplicable el dicho “El que tuvo, retuvo”.
Después de investigar un poco, pues desconocía a Player como grupo, he descubierto que tienen su historia dentro del mundo de la música, aunque en este caso ya sólo queden dos miembros originales de la banda que debutara a finales de los '70, Peter Beckett (compositor, voz solista y guitarra) y Ron Moss (bajo y voces) encargándose el resto de instrumentos a músicos de estudio y en algunas canciones a máquinas programadas.
El disco nos presenta un estilo de rock acústico que en ocasiones roza el West Coast, y el Pop, excesivamente suave y carente de malicia, con una producción y unos arreglos que rezuman un tufillo setentero que puede considerarse apropiado para esta música y para el estilo original de Player.
El disco comienza con una pieza titulada “Man On Fire” que musicalmente está absolutamente desconectada del resto del disco, grabada con percusión cibernética cutre y programada por algún teclista. La canción en si es muy agradable y bastante más rockera que el resto de temas, pese a los falsetes de Beckett y al sonido de guitarras con demasiados efectos... pero es que esa caja de ritmos se me hace insoportable.
Seguimos con “Precious” también con protagonismo de una batería falsa programada por un mico y un piano omnipresente en los comienzos, pero de contenido melodioso, y semibaladístico. Es un tema muy relajado que contiene un solo de guitarra y unos arreglos de bajo muy meritorios.
“I Will” se anuncia con notable parecido al “faith” de George Michael en la guitarra y las voces, con algo más de garra y otra batería cibernética, en este caso artificial y chusca a más no poder, la cual desluce el resultado final en este bonito tema acústico.
Con “Tell Me”, la propuesta se mantiene en unos tonos semiacústicos si bien ahora ya hay una batería de verdad mezclada con la otra y unos muy aparentes coros. Seguimos esperando la potencia que no llega.
No hay forma de librarse de la balada de turno, y la primera (hay más) “Sins Of Yesterday” tira de teclados almibarados y guitarras con chorus que recuerdan en demasía a la canción “Everytime you go away” en versión Paul Young. Aún así, las he soportado peores y ésta tiene un pase. A alguno de vosotros os gustará a rabiar.
En “My Addiction” suenan descaradamente a unos Waterboys mezclados con los últimos Moody blues a ritmo de guitarras acústicas con el omnipresente chorus y unos coros espectaculares en el no menos impactante y optimista estribillo. Brillante.
Más acústicas para iniciar “Too Many Reasons” que de inicio recuerda al “Stronger now” de Warrant con más chicha, pese al disfraz de balada que le han puesto. Muy agradable.
“To The Extreme” no hace honor a su nombre y sigue con la tónica de suavidad acústica ante todo, haciéndose adictiva con las escuchas por los potentes coros que recuerdan a unos pretéritos y pletóricos Asia.
“The Words You Said” es otra balada de ritmo alegre que puede sonar a The police, John Waite, o a Lou Gramm en su primer disco en solitario dependiendo del matiz en el que pongamos el tímpano. Cuidadísimas y efectivas voces de nuevo.
“Life In Color” es más de lo mismo en cuanto a calidad, pero con un pelín más de potencia y velocidad. El estribillo es un himno en toda regla y el pie se empieza a mover al ritmo por primera vez. Temazo.
Un sintetizador añejo de aire “seventies” anuncia otra balada titulada “Part Of Me” que muestra a un Beckett templando la voz con maestría, pese a que la originalidad brille por su ausencia.
“Kites” contiene aires del extremo oriente en su inicio y me vuelven a sonar a Moody Blues del “Long distance voyager” por los teclados, los arreglos viejunos y las omnipresentes guitarras acústicas. Suave, suave, suave...
“Nothing Like You” retoma la batería de mentira y es un tema pop sin miramientos ni excusas que puede sonar a los Beach boys con algo más de energia.
...y terminamos con una versión de su aclamado éxito de su primera época “Baby Come Back” que ha perdido el tonillo “Bee Gees” sonando mucho más moderna que la original merced al avance tecnológico pero no superando a ésta en sabor.
Resumiendo: que el disco es notable, rozando la brillantez en muchas fases de su escucha si obviamos lo comentado sobre las baterías programadas (reconozco que esto es una tara que es cosa mía) y que el rock solo aparece en un par de temas, abundando los temas acústicos con voces brillantísimas.
La mayoría de temas se tornan pegadizos a la tercera escucha, por esa falta de malicia y exceso de amabilidad musical que creo que es lo que buscan.
En cualquier caso, aquí si es aplicable el dicho “El que tuvo, retuvo”.
AUTOR: Oscar L. González (Mendometal)
